Por:
Alexander Escobar
La
estigmatización tiene una particularidad: si fracasa, no se rinde. La Marcha
Patriótica lo vive desde sus inicios. El estado colombiano le teme, y trata de
mostrarla como un movimiento impulsado por las Farc. No lo consigue; y para su
desconcierto, la Marcha Patriótica se fortalece y da golpes contundentes al
gobierno.
El
23 de abril propinó su tanganazo más duro. Las más de 80 mil personas que
movilizó la Marcha Patriótica en la ciudad de Bogotá, no solo fue un golpe, fue
la derrota política más grande sufrida por el estado colombiano en los últimos
años. Lo es; no hay duda de ello. El gobierno fracasó al emplear todo lo que
estuvo a su alcance para estigmatizarla, como los supuestos informes de
inteligencia militar, tan inteligentes, que se hicieron públicos en forma
desesperada… un nuevo tipo de inteligencia que hoy posa de “bochinche
inteligente” para sembrar terror.
Y
por supuesto que también el artículo de El País, “MarchaPatriótica, ¿el brazo
político de las Farc?”, y publicado el 25 de abril, no
pasa de ser un mero bochinche que toma como base los testimonios del
bochinchero y analista político Alfredo Rangel. Porque para cualquier persona
sensata, que no le agrade el bochinche ni los bochincheros, es claro que un
informe de inteligencia es secreto, y solo es revelado cuando obtiene
resultados concretos, como la captura de algún “sospechoso”, por ejemplo.
Ahora
hablemos de los análisis, o de uno en particular: el que compara a la Unión
Patriótica con la Marcha. Lo cual constituye un desatino intelectual –en el
caso que provenga de la academia–. Porque lo que hoy estamos viviendo no es un
partido político definido en la participación electoral y con una visión
centrada en alcanzar la paz negociada entre el gobierno y la insurgencia. La
Marcha Patriótica es un proceso mucho más amplio, que también quiere la paz con
justicia social, pero que sobre todo busca construir una nueva sociedad con
formas de participación incluyentes, más allá de lo representativo y
parlamentario. Prueba de ello es el trabajo en cabildos y la inclusión de
nuevos sectores como el de comunicaciones y artistas, incluidos ya no como mero
adorno o instrumento, sino como una voz importante en las decisiones para la
transformación del país.
Por
tanto, Marcha Patriótica y Unión Patriótica no “suenan a lo mismo”, como
asegura el exsecretario de Gobierno de Bogotá, Antonio Navarro Wolf. Y no suena
igual porque debamos sentir vergüenza de la UP. Todo lo contrario. Es porque
sentimos la dignidad de éste y otros procesos que han entregado su vida para
derrotar a los tiranos. Gracias a todas estas experiencias es que Marcha
Patriótica no es copia o repetición de algo que haya existido en Colombia.
Marcha Patriótica es la maduración y el avance de los movimientos políticos y
sociales que se reinventan a diario y construyen país en medio de la
persecución y la estigmatización del terrorismo de Estado. Y es un movimiento
político, no un partido, es la Marcha Patriótica que cabalga por la Segunda y
Definitiva Independencia.
Desde las calles del suroccidente colombiano, 26 de abril de
2012
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