
En 1999 las montañas de esta
ciudad fueron testigos de uno de los procesos más violentos de la historia de
Colombia: la conformación del Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de
Colombia, promovidas y auspiciadas por
la gran burguesía azucarera en complicidad con la III Brigada del Ejército, lo
que implicó graves violaciones de Derechos Humanos en la región en contra del
campesinado. Este episodio se mantiene vivo en la memoria de las miles de
víctimas que resistieron este ataque de los enemigos de la paz.
En el 2009 la región campesina
vuelve a ser escenario de diversos hechos violentos derivados de la intensa
militarización, tras la presencia de
la Brigada Móvil No. 20 en la región.
Ejecuciones extrajudiciales, señalamientos y estigmatización en contra de los
pobladores del campo fueron los signos de un tiempo nada añorable para quienes
lo vivieron y lo confrontaron.
Y ahora, como parte de un nuevo
ciclo de violencia, se ciernen sobre líderes y lideresas campesinas de Tuluá
nuevas amenazas. La crónica del terror es la siguiente:
El 11 de abril de 2012 se da
inicio a la militarización de las veredas de la zona nororiente del municipio
de Tuluá. Soldados profesionales del Batallón Palacé inician la ejecución de
actividades ilegales de empadronamiento de la población civil de la vereda
Cocorná. El control ilegal y arbitrario se extiende por más de un mes,
ocurriendo señalamientos ilegales en contra de los líderes comunitarios de la
región.

Es precisamente el intento de
acallar las cada vez mas numerosas voces
que se han sumado al naciente y
creciente movimiento político Marcha Patriótica, el que ha sustentado el último y preocupante hecho que
diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado:
El 28 de abril en inmediaciones
Moralito en la baja cordillera tulueña, en momentos en que se desplazaba hacia
su residencia en la alta montaña,
Humberto Gallego, importante líder de los parceleros de la vereda San Antonio,
es interceptado por dos desconocidos vestidos de civil y portadores de armas cortas, quienes lo
increpan sobre su participación en la Marcha Patriótica. Una vez interrogado sobre
el trabajo de la Marcha en Tuluá, los desconocidos lo dejaron continuar su
camino. En síntesis: una amenaza rampante en contra de un líder de alto
reconocimiento departamental.
Como en todos los hechos sociales,
el origen tiene múltiples causas. De un lado la imposición de los grandes
megaproyectos económicos y extractivos en la Cordillera Central. Del otro, la
aplicación territorial de la Doctrina de la Seguridad Nacional y de la guerra
de baja intensidad. Y, adicionalmente, la consolidación de un movimiento
campesino fuerte y organizado al que los
terratenientes y hacendados de la ciudad le tienen profundo terror.
La coyuntura humanitaria está
candente en Tuluá. El devenir de las organizaciones sociales y populares está
en juego. Es tarea de nuestro pueblo mantener la alerta ante una nueva imposición del terror en las
montañas centrovalleucanas.
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