Es el reality de los medios del capital imponiendo el libreto para hablar de paz, donde el Gobierno es el protagonista presto a repetir cada una de sus pƔginas.
Por:
Alexander Escobar
La paz hecha noticia en Colombia por los medios de
comunicación privados, significa la guerra llevada al escenario de la
conspiración contra la justicia social del paĆs que se debate en los diĆ”logos
de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC.

Con sus cÔmaras y micrófonos convierten la paz en un reality donde los fusiles de la
insurgencia deben entregarse a cambio de camisetas blancas, taxis, capacitaciones
para crear microempresa, y uno que otro puesto en el Congreso de la RepĆŗblica,
sin que ocurran cambios en el modelo económico, polĆtico y social del paĆs.
Noticieros, presentadores y periodistas se encargan de
presentar el conflicto en Colombia como un acontecimiento sin memoria. Pobreza,
injusticia y terrorismo de Estado, desaparecen de la bandeja de programación al
hablar de paz, y tambiƩn se excluyen como causantes primordiales del alzamiento
armado en el paĆs.
Para los medios del capital no existen procesos de paz que
pongan fin a los problemas sociales que originaron el conflicto; su estrategia
es la imposición de palomas blancas en mentes en blanco, una paz de vencidos y
vencedores donde solo hay cabida para la rendición de los grupos insurgentes. Todo
es un reality mediƔtico que semeja
libros de superación personal llevados a la pantalla, y que se encargan de
desaparecer las causas que dieron origen a la insurgencia, al igual que ocultan
la permanencia y profundización de las mismas.
Es el reality de
los medios del capital imponiendo el libreto para hablar de paz, donde el
Gobierno es el protagonista presto a repetir cada una de sus pƔginas.
“Ni modelo económico ni doctrina miliar estĆ”n en discusión”,
es la primera lĆnea a memorizar; ensayada luego frente al espejo como si se
estuviese en la mesa de diƔlogos de paz; repetida una y otra vez hasta lograr
naturalidad; y finalmente dejada en libertad para ser divulgada por los
negociadores del Gobierno, tal como ocurriera el 18 de octubre de 2012 en Oslo.
Es un libreto hecho a la medida del tirano, que en una lĆnea deja claro el
mensaje del Estado: con el pueblo no se discutirĆ” el modelo que lo condena a la
miseria, ni habrĆ” cambios en las estructuras responsables de la iniquidad, el
saqueo transnacional, la represión, y el terrorismo de Estado en Colombia.
“Paz con justicia social” es la frase que molesta a los
medios del capital. Es para ellos un fastidio la paz rebelde del pueblo
colombiano, les incomoda, porque se opone a la paz como guarida para el
silencio y negación de los problemas históricos de la sociedad. Es clara la
razón; miseria, injusticia, corrupción, saqueo transnacional, y terrorismo de
Estado, no son temas a resolver en la paz de la superación personal que imponen
los medios de comunicación privados. Su paz es la continuidad de las causas del
conflicto, pero con los fusiles de la insurgencia silenciados.
Todo estĆ” escrito en el libreto para negar la justicia
social que requiere el paĆs. Pero tambiĆ©n se escribe para desconocer el
conflicto que diariamente padecemos. Y podemos sumar una prueba mƔs. Las
declaraciones del Gobierno en rechazo a la toma de prisioneros realizadas por
las FARC, nos ayudan a ratificarlo. Porque su propósito de calificar como
“secuestrados” a los prisioneros de guerra es solo parte del reality que niega las dinĆ”micas cruentas
del conflicto, y un distractor para evadir la discusión sobre la PolĆtica de
Desarrollo Rural y Agrario Integral que actualmente estƔ en la mesa de diƔlogos,
y frente a la cual el Gobierno ha burlado las propuestas del pueblo colombiano.
Hagamos un parƩntesis, o tal vez una claridad. La toma de
prisioneros es una expresión del conflicto interno que el Gobierno del
presidente Juan Manuel Santos reconoció para asegurar jurĆdicamente los bombardeos contra la
insurgencia, el mismo conflicto interno que hoy niega cuando califica de
“secuestrados” a miembros de la fuerza pĆŗblica que se desempeƱan como
combatientes y que son capturados por las FARC.
Hoy los hechos siguen siendo lamentables. Militares y
policĆas capturados como prisioneros de guerra, cerca de 9.500 presos polĆticos en Colombia, y combatientes
de la guerrilla y la fuerza pĆŗblica dados de baja, son solo algunas de las
dinÔmicas cruentas del conflicto. Pero hay algo que resulta mÔs lamentable aún,
que ahora todo ocurra por la negativa del Gobierno de acordar un cese bilateral
del fuego.
La decisión del Gobierno colombiano de no realizar cambios a
la estructura polĆtica, económica, social y militar del paĆs, demandan de la sociedad
colombiana un pesimismo activo frente a los actuales diƔlogos de paz, esto
quiere decir, un acompaƱamiento decidido en todo el territorio nacional con la
construcción de propuestas para una nueva Colombia en mesas locales,
departamentales y regionales. La dinƔmica de cabildos desarrollada por la
Marcha Patriótica, y la realización de Constituyentes por la Paz, sugieren una
ruta importante para concretar esta digna misión de luchar por una salida
polĆtica al conflicto.
Sabemos que la paz con justicia social es la paz del pueblo
rebelado que se enfrenta a la paz sin memoria de los medios del capital, y su
realización serÔ posible solo con una propuesta para una nueva Colombia que
tendrĆ” que ser defendida y aprobada en el sudor de las calles, existan o no los
diƔlogos de paz.
Desde las calles
del suroccidente colombiano,
Febrero 1 de
2013
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.