Una luz de esperanza se
asoma en nuestra patria: ha vuelto a resurgir el diálogo, y un acuerdo
definitivo de paz se hace cada vez más urgente y posible. Colombia entera clama
por una solución política, pacífica y negociada del conflicto interno que
vivimos.
Porque somos mas, la
llave de la Paz está en nuestras manos, el diálogo de La Habana requiere el
respaldo de toda la sociedad, porque Colombia no resiste mas heridas causadas
por la guerra, porque la Paz debe traer consigo muchas transformaciones
necesarias e inaplazables que deben ser construidas por todos y todas.
La Paz es también un
Estado que brinda garantías a sus ciudadanos, defendiendo los intereses de la
comunidad: el agua, el trabajo, la salud, la educación y la vida. Porque la paz
es también la defensa de lo público. La paz debe superar la ambición desmedida
de quienes han visto en la guerra y en el despojo de la tierra la fuente de sus
enormes riquezas. Colombia es uno de los tres países más desiguales del mundo.
Los diálogos en pro de
la Paz, el diálogo de La Habana del Gobierno Nacional con las FARC -y los
diálogos que puedan abrirse con el ELN y el EPL- requieren el respaldo de toda
la sociedad. Porque la paz se teje con mano ciudadana. El acuerdo
imprescindible del Estado y la insurgencia sólo será posible y duradero si
campesinos, indígenas, trabajadores, intelectuales, estudiantes, empresarios,
los hombres y las mujeres de nuestro país, participamos en la construcción de
la Paz con creyentes y no creyentes, con partido o sin partido, deportistas,
artistas, defensoras de derechos humanos.
Y por supuesto, con las
víctimas. Las generaciones pasadas reclaman de nuestra generación el acto
supremo de justicia: la paz. Y las generaciones que vienen exigen de nosotros
el acto supremo de humanidad: permitirles la existencia misma. Una vida digna.
No es poca la responsabilidad que nos cabe a los colombianos y colombianas del
presente.
El Gobierno Nacional y
los grupos insurgentes han escuchado esos mensajes contundentes de la sociedad
colombiana: mantener el diálogo hasta lograr un acuerdo definitivo, abrir el
camino de la Paz y la justicia, aportar en la construcción de la democracia y
reconstruir el país. En suma somos más quienes reclamamos nuestro derecho a la
Paz, la democracia y lo público.
Colombianas y
colombianos:
“La Paz es un efecto,
tiene sus causas: el respeto de los asociados a los derechos mutuos”. Lo dijo
Gaitán hace 65 años. Conscientes de su legado histórico, de la veracidad y la
vigencia de tal afirmación, las y los convocamos para que el 9 de abril las
calles de Bogotá y de todo el país sean el recinto sagrado donde pronunciar
nuestra segunda Oración por la Paz; será el modo de expresar nuestro respaldo
irrestricto a los diálogos del Estado y las FARC; pero sobre todo para que de
nuestras manos, sueños y corazones surja una Colombia nueva, guiada por una
voluntad creciente de justicia social y reconciliación.
9 de abril:
Movilización Por La Paz, la Democracia y la Defensa de lo Público.
Somos más,
ahora sí la paz
Comité de
Impulso Movilización Por La Paz, la Democracia y la Defensa de lo Público.
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