El monopolio sobre los medios de comunicación, del que gozan sectores de la economía del país, debe acabarse y dar paso a procesos de organizaciones sociales, estudiantiles, cívicas, rurales, comunitarias y populares, que recuperen los medios de comunicación para las voces de un pueblo.
Por: Alexander Escobar / Mayo de 2013*
“La
televisión es el espejo donde se refleja la derrota
de todo
nuestro sistema cultural”.
Federico Fellini
Un mundo dominado por los grandes medios de
comunicación privados, es un mundo condenado a la desinformación y la
manipulación; este el panorama que presenta Colombia, país donde los sectores
de la economía hicieron de la información una esclava que responde a sus
intereses.
No es de esperar entonces que los medios privados,
salvo algunas excepciones, “informen” para mejorar las condiciones de vida de
los colombianos. Seríamos ingenuos si pensáramos lo contrario. Porque una
economía que enriquece a unos pocos y empobrece a millones, es sustento y
finalidad de los dueños de los grandes medios. Por tanto, sus cámaras y micrófonos
están enfocados a sostener una política de desigualdades sociales que benefician
los intereses económicos de un pequeñísimo sector de la sociedad, y para ello
utilizan sus agencias de noticias y canales privados.
Este punto de discusión es de suma importancia para
entender el comportamiento de los medios frente a los actuales diálogos de paz
entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. Puesto que su interés
no está en informar para que el país alcance una paz donde los problemas
sociales encuentren soluciones que acaben con la inequidad del país, en otras
palabras, su finalidad no es promover una paz
con justicia social. No, su interés no es el bienestar del país. Su fin es ocultar que el conflicto social y
armado colombiano solo tendrá solución cuando se garanticen condiciones de vida
dignas para todos los colombianos.
La paz que los medios promueven no es otra cosa que
la complicidad del silencio. Está claro, puesto que su misión es ocultar la
injusticia y desigualdad social para presentar los diálogos de paz como una
simple entrega de armas de la guerrilla, y no como lo que son: una mesa de diálogos
para poner fin a la guerra y dar solución a las causas que originaron el
conflicto, causas donde la injusticia, la corrupción y la inequidad se han
profundizado y continúan condenando el pueblo colombiano a la miseria.
Es aquí donde los medios de comunicación
alternativos, y periodistas independientes, aparecen en el escenario de la
búsqueda de la paz con justicia social. Su desempeño durante los diálogos entre
el Gobierno y las FARC, ha sido luchar contra la desinformación y manipulación
de las grandes agencias de noticias y canales privados. Su defensa de la
necesidad de una salida política al conflicto social y armado colombiano es una
de sus banderas más importantes. Sin embargo, otra tarea también se han
propuesto: la “democratización de los medios de comunicación” como consigna
fundamental para la construcción de un nuevo país.
El monopolio sobre los medios de comunicación, del
que gozan sectores de la economía del país, debe acabarse y dar paso a procesos
de organizaciones sociales, estudiantiles, cívicas, rurales, comunitarias y
populares, que recuperen los medios de comunicación para las voces de un pueblo
que ha sido silenciado, manipulado y calumniado por los intereses
inescrupulosos de los grandes capitalistas del país. Escenarios como los
cabildos de la Marcha Patriótica y las Constituyentes por la paz se muestran
como espacios propicios para desarrollar esta propuesta.
En el departamento del Valle del Cauca estas
discusiones ya empezaron a tomar importancia. El 28 de febrero de este año,
tuvo lugar en la ciudad de Cali el primer foro Conflictos, medios y solución política, organizado por la Marcha
Patriótica del Valle, el Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano
(PUPSOC), y la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP).
Y los resultados fueron positivos. Producto de las
discusiones, en la agenda del foro quedó planteada la importancia de trabajar
por una solución política al conflicto social y armado que incluya a todos los
grupos insurgentes de Colombia, y continuar la lucha por alcanzar una paz con
justicia social.
Experiencias como estas deben replicarse por todo el
departamento y el territorio nacional. Conversatorios, foros y encuentros que
permitan precisar el nefasto papel que juegan los medios de comunicación
privados dentro del conflicto colombiano, es de suma importancia para
desarrollar dinámicas concretas para trabajar en pro de la paz con justicia
social desde la comunicación alternativa y el periodismo independiente. Pero
también son de gran trascendencia para establecer una agenda que permita
construir una Política de Medios de Comunicación que democratice todos sus
escenarios para la participación de la sociedad, y que ponga fin al monopolio y
manipulación informativa de los canales privados del país.
El trabajo en constituyentes se vislumbra como el
camino a seguir. Establecer esta propuesta a nivel local, departamental y
regional, nos llevaría a consolidar una constituyente
nacional de medios de comunicación por la paz con justicia social, como
paso fundamental para construir esa nueva Colombia que requiere de una Política
de Medios de Comunicación, y cuya discusión será un tema ineludible en la mesa
de diálogos de paz que se desarrolla en La Habana.
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*Artículo publicado en la edición de mayo del periódico EconoticiaS de la ciudad de Tuluá.
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*Artículo publicado en la edición de mayo del periódico EconoticiaS de la ciudad de Tuluá.
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