La paz con justicia social que reclaman las grandes mayorĆas de Colombia debe ser entendida como una paz que posibilite la superación de las causas sociales, polĆticas y económicas que dieron origen hace ya casi cinco dĆ©cadas a esta confrontación.Por: Luis Fernando Taylor Orozco, Rep. Est. Consejo Superior- Univalle
Integrante Coordinadora Estudiantil de la Universidad del Valle
Referirse al
tema de la paz en Colombia definitivamente constituye un elemento medular en
lo que respecta al futuro económico, polĆtico y social para nuestro paĆs. Es
indiscutible que para el año 2013 el tema prioritario de discusión y debate que
ha ocupado las agendas del movimiento social y en general del pueblo colombiano
es la imperiosa labor de avanzar en escenarios de organización y movilización
que posibiliten la consecución de una paz estable y duradera para nuestro paĆs.
La paz con
justicia social que reclaman las grandes mayorĆas de Colombia debe ser
entendida como una paz que posibilite la superación de las causas sociales,
polĆticas y económicas que dieron origen hace ya casi cinco dĆ©cadas a esta
confrontación. Pero para lograr avanzar de manera solida en este objetivo se
hace necesario en primera instancia clarificar y establecer como elemento
fundamental que el conflicto armado colombiano tiene unos orĆgenes sociales de
exclusión y sometimiento de una clase minoritaria enriquecida a causa del
hambre y la miseria de una clase empobrecida durante siglos.
Alcanzar la paz en Colombia no debe
solo ser entendido como el silencio de los fusiles de los actores en
confrontación (ejército y guerrillas). Esta paz nunca podrÔ ser duradera si las
causas que iniciaron la guerra no tienen soluciones de fondo.
Como punto de inicio de dicha
confrontación podemos ubicar la polĆtica violenta de apropiación por latifundio
de la tierra, la concentración de su propiedad y el destierro obligado de
cientos de miles de campesinos, indĆgenas y comunidades afrocolombianas de sus
territorios. Instaurando la violencia militar y para militar como polĆtica de
terror estatal. En la Actualidad la solución a estas causas que
persisten y se agudizan estƔn lejos de ser solucionadas y por el contrario la
polĆtica anti soberana y entreguista del rĆ©gimen polĆtico colombiano ubica a nuestro
paĆs en el deshonroso tercer lugar en la escala de niveles de desigualdad
mundial con mƔs de 20 millones de Colombianos viviendo en la pobreza y 7
millones en la miseria absoluta, superados solo por paĆses como HaitĆ,
devastada en 2010 por un desastre natural y Angola. El 52% de las tierras
fĆ©rtiles en nuestro paĆs se encuentran concentradas en el 1.15% de la
población, 39.2 millones de hectĆ”reas son destinadas a la ganaderĆa extensiva,
es decir, 10.6 millones mÔs de las tierras aptas para producción bovina. 5.8
millones de HectÔreas fueron destinados a la explotación minera y solo 4.9
millones de hectĆ”reas en la producción agrĆcola, siendo 21.5 millones aptas
para este tipo de uso[1];
los niveles de desempleo se mantienen en
10,2% de la población y el subempleo (rebusque) asciende a la
escandalosa cifra del 46% segĆŗn el Ćŗltimo boletĆn del DANE[2]
y se aumentan impuestos a la clase trabajadora mientras las exenciones tributarias a las grandes multinacionales que explotan
los recursos naturales de nuestra nación ascienden a 33,1 Billones de pesos en
2010. Realidad que el gobierno nacional y los medios masivos de comunicación a su servicio
pretenden ocultar.
Continuamos convencidos, que
ante la guerra fratricida que nos proponen los gobernantes de turno solo puede
anteponerse una paz con justicia social y dignidad para todos, una paz
alcanzada con el concurso de las mayorĆas de nuestra nación acompaƱada de la
movilización y la participación polĆtica de los sectores populares y
democrÔticos que conduzcan a los acuerdos fundamentales para la superación de
la marginalidad social y la exclusión polĆtica.
La Educación, una herramienta para la construcción de Paz con Justicia
Social
La educación tiene dos alternativas,
puede servir para continuar generando tƩcnicos y profesionales, como mano de
obra barata para multinacionales, puede servir para investigar segĆŗn los
intereses del mercado y generar conocimiento para lucrar los bolsillos de
pocos, reproduciendo este sistema de desigualdad y opresión. O por el
contrario, podemos responder al papel histórico que el momento suscita y
cambiar la orientación de nuestra formación, transformadores de la sociedad,
creadores de una realidad mƔs justa, equitativa y en paz, en la medida que la
educación se encargue de situar al servicio del pueblo colombiano la
investigación, la docencia y la extensión.
Educación y Movimiento Estudiantil en
la mira del conflicto
Tenemos que como resultado del accionar de las Ć©lites polĆticas colombianas, ha sido una constante en la historia de los movimientos sociales y populares, la eliminación y persecución de sus lĆderes de manera violenta. No puede olvidar el movimiento estudiantil que hoy dos aƱos despuĆ©s del Paro Nacional Universitario de 2011 que derrotó las pretensiones de reforma gubernamentales al modelo de educación superior, continĆŗan encarcelados y en calidad de prisioneros polĆticos tres estudiantes: Jorge Eliecer GaitĆ”n, Omar MarĆn y Carlos Lugo y, que en 2013 tuvo la bochornosa expresión de impulsar montajes judiciales a lĆderes campesinos quienes se movilizaron en el Paro Nacional Agrario y Popular entre los que se destaca el dirigente agrario Huber Ballesteros integrante y negociador del pliego de exigencias de la Mesa de Interlocución y Acuerdo – MIA.
De tal forma que la escalada de la
violencia estatal trae consigo el desarrollo y profundización del conflicto
social, polĆtico, económico y armado. Debe generar el mĆ”s amplio y minucioso
debate que hoy el gobierno nacional en momentos en los que se avizora un
posible acuerdo para la finalización del conflicto continúe priorizando la
inversión militar por encima de la inversión social que para 2014 tendrÔ una
relación presupuestal establecida en el presupuesto general de la nación de
26,1 billones de pesos que representa el 14,1% del monto total para defensa y
policĆa (Fuerzas militares); mientras para las Universidades la inversión serĆ”
de 3,2 Billones de pesos que solo representa el 0,3% del PIB; para ciencia
tecnologĆa e innovación tambiĆ©n disminuye la participación pasando de 1,1% en 2013 a 1% para 2014.
Claramente el Estado colombiano
continĆŗa hoy en momentos de dialogo implementando polĆticas que pretenden
solucionar por la vĆa armada conflictos históricos, disminuyendo en esa medida
el presupuesto para la inversión social, siendo la educación superior pública
una de las mƔs afectadas, puesto que las universidades han tenido que recurrir a
prÔcticas de autofinanciación en el marco de la Ley 30 de 1992 como
consecuencia de las imposiciones de organizaciones multilaterales para lograr
el avance del neoliberalismo en nuestro paĆs. Por lo que los desarrollos
acadƩmicos e investigativos no se han enfocado precisamente a solventar y
proponer soluciones frente a las problemƔticas del pueblo colombiano.
Los Acuerdo de la
Habana “Breves elementos”
Los dos puntos de seis en total
acordados hasta ahora en los diĆ”logos de la Habana – Cuba, son muestra
importante que la consecución de un acuerdo que finalice la confrontación armada
en Colombia es una posibilidad real. JamƔs se ha estado tan cerca, pero la
felicidad acompaƱada de una importante expectativa a nivel nacional e
internacional debe venir acompaƱada de una fundamental objetividad y un
profundo anÔlisis de esta gran posibilidad histórica. Para las diversas
organizaciones sociales y en general para el pueblo colombiano debe quedar
claro que la existencia hoy de este espacio de dialogo se ha logrado por el
amplio caudal de colombianos y colombianas que nos cansamos de vivir en un paĆs
agobiado por la guerra, esta ha sido una brega incesante a lo largo de varios
aƱos y no una dƔdiva de las clases dominantes. Ahora, el trabajo no finaliza
con un acuerdo entre dos partes, somos la sociedad en su conjunto los afectados
por esta situación y debemos ser en conjunto cada uno y una de los colombianos
los llamados a concretar un nuevo pacto polĆtico que brinde las garantĆas
necesarias para el desarrollo de una democracia real en Colombia, estamos
llamados todos a concurrir en la discusión nacional sobre la construcción de
paz con justicia social. La inmensa mayorĆa no puede seguir excluida de la mesa
de dialogo. A preparar las asambleas constituyentes por la paz con justicia
social.
La paz; la guerra y el camino a recorrer en esta loable labor apenas comienza, el posible acuerdo para la finalización del conflicto de la Habana constituye una esperanza no solo para Colombia sino para toda Latinoamérica; el camino a trasegar apenas inicia y su futuro depende innegablemente en la determinación y concurso del pueblo colombiano abocado en la movilización por la paz con justicia social.
La paz; la guerra y el camino a recorrer en esta loable labor apenas comienza, el posible acuerdo para la finalización del conflicto de la Habana constituye una esperanza no solo para Colombia sino para toda Latinoamérica; el camino a trasegar apenas inicia y su futuro depende innegablemente en la determinación y concurso del pueblo colombiano abocado en la movilización por la paz con justicia social.
Declaramos el 2014 como el aƱo de la
paz con justicia social
¡Universidad a construir paz con
justicia social!
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