Frente a lo sucedido, ningún miembro de la Fuerza Pública ha sido sancionado por sus acciones contra la libertad de prensa y los derechos humanos en el Valle del Cauca, y tampoco devolvieron los equipos hurtados a REMAP, constituyendo la impunidad un referente que recorre no solo el departamento del Valle, sino también el resto del país en la mayoría de casos.2014/ Febrero 15/ EconoticiaS/ Por: Alexander Escobar/
Cifras alarmantes fueron
presentadas en el informe Protestas: Sin garantías para cubrir, realizado por
la Fundación para la Libertad de Prensa, (FLIP), y donde se reportan “123
agresiones directas contra la prensa, que dejaron un total de 193 víctimas”
durante el 2013.
Agosto 19 de 2013:
Periodistas de REMAP detenidas en patrulla de la Policía
Entre los hechos más graves se detalla los asesinatos de los periodistas Edison Molina en el municipio de Puerto Berrío (Antioquia), y el de José Darío Arenas en Caicedonía (Valle del Cauca), ambos casos asociados a retaliaciones por sus denuncias que involucran a funcionarios públicos en casos de corrupción.
Denunciar hechos de este
tipo es uno de los peligros que debe enfrentar el periodismo investigativo en
Colombia. Entre los muchos casos, en el centro del Valle del Cauca, en Tuluá,
podemos citar el del Director de EconoticiaS Norbey palacio Bolívar, quien el
año pasado debió afrontar amenazas de muerte contra su vida. Sus denuncias
llevaron a la destitución de la Personera del municipio, y por el mismo caso
actualmente se investiga a 17 concejales que la eligieron.
Cubriendo las protestas sociales
El informe de la FLIP
centra atención especial en los meses de junio, julio y agosto, al reportar durante
un periodo de 75 días, “44 agresiones contra periodistas que se encontraban
cubriendo las protestas sociales que vivió el país”, donde el hecho de mayor
gravedad está reflejado en que el 75% de las agresiones involucran a organismos
de seguridad del Estado colombiano, con una cifra de 33 periodistas víctimas de
las acciones emprendidas por la Fuerza Pública contra la Libertad de Prensa y
los Derechos Humanos.
La FLIP también detalla
los hechos ocurridos en el Valle del Cauca, que incluyen el hurto de equipos, agresión y detención de
seis periodistas de la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP), quienes
el 19 de agosto se encontraban cubriendo las protestas del Paro Agrario y
Popular en el corregimiento de Chambimbal en el municipio de Buga.
Frente a lo sucedido,
ningún miembro de la Fuerza Pública ha sido sancionado por sus acciones contra
la libertad de prensa y los derechos humanos en el Valle del Cauca, y tampoco
devolvieron los equipos hurtados a REMAP, constituyendo la impunidad un referente
que recorre no solo el departamento del Valle, sino también el resto del país
en la mayoría de casos.
La impunidad afianza políticas de Estado
La ausencia de sanciones
constituye una forma de actuar de la política colombiana. La impunidad frente a
las agresiones cometidas por la Fuerza Pública contra la Libertad de Prensa
tiene un trasfondo que va más allá de cualquier hecho aislado. Su análisis involucra
la forma en que un Gobierno sostiene o crea una imagen diferente a la condición
real de un país. En este sentido, los periodistas víctimas de la Fuerza Pública
durante los meses de junio, julio y agosto, reportados por la FLIP, fueron
agredidos con el consentimiento de un Gobierno que en la forma rechaza los
hechos ante las cámaras y micrófonos, pero que en el fondo los avala con la
impunidad para que sigan sucediendo.
El ataque a los
periodistas serios del país es una política de Estado, que incluso ha invertido
miles de millones de pesos en inteligencia militar para realizarles
seguimientos e intervenir sus comunicaciones, todo porque ocultar la realidad
del país lo requiere. Noticias sobre corrupción, políticas que fomentan la
iniquidad, violaciones a los Derechos Humanos, y demás información que
evidencie la situación real del país, debe desaparecer junto con los
periodistas que la exponen.
La guerra contra el
periodismo alternativo e independiente está declarada. Pero los periodistas
serios del país resisten y logran que el pueblo se llene de indignación, de
sensatez, cada vez que un Presidente quiera hacernos creer que “el tal paro
nacional agrario no existe”.
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