El Dios del espectáculo de los medios es el olvido disfrazado de alegría, la anestesia que convierte lo insoportable en resignación constante. Pero cuando la alegría es también memoria, entonces el Dios de los medios abandona el Arte y la Cultura, al igual que a los artistas que no son resignación sino cambio para la vida.2014/ Abril 1/ REMAP/ Por: Alexander Escobar/
El toque de algún Dios del espectáculo parece afectar a la
sociedad cuando “Arte y Cultura” son el programa de los medios privados de
comunicación del capital. La imagen de algún traje típico, la canción ya
conocida, una comida saboreada, la danza ensayada alguna vez en el colegio, y
el poema –bueno o malo– declamado, siempre serán noticia cuando “Arte y
Cultura” solo parezcan una figura ornamental.
El Dios del espectáculo de los
medios es el olvido disfrazado de alegría, la anestesia que convierte lo
insoportable en resignación constante. Pero cuando la alegría es también
memoria, entonces el Dios de los medios abandona el Arte y la Cultura, al igual
que a los artistas que no son resignación sino cambio para la vida.
Para los medios no es
espectáculo que los artistas se reúnan para hablar de Paz y una salida política
al conflicto colombiano, porque el rating
del olvido tipificó como delito que el artista pueda llegar a hablar de
“Paz con Justicia Social”.
En los mandamientos de los
medios está claro que el Dios del espectáculo considera pecado la reflexión de
los artistas, y lo cataloga imperdonable si su reflexión termina provocando
reflexión en los demás.
El pasado fin de mes los medios
privados del capital aplicaron a cabalidad sus mandamientos en Bogotá, en momentos
cuando artistas de toda Colombia se reunieron en el foro Arte y Cultura para la Paz[1].
Durante esos días, cuatro en total, el Dios del espectáculo consideró una
blasfemia que los artistas, además de abordar temas como la creación y la estética,
se encontrarán para hablar de Paz con justicia social, salida política al
conflicto colombiano, organización y movimientos sociales, cultura popular,
medios de comunicación, política de jóvenes y género, y de todo aquello que
antes que afectar su obra, ante todo termina afectando su cotidianidad.
Sin embargo un tema de gran
importancia está quedando sin mencionar, y cuya continua mención le convirtió
de trascendencia para el foro, nos referimos a la exigencia de los artistas de
realizar una nueva Asamblea Nacional Constituyente, tema frente al cual la
RAPSO (Red de Artistas Populares del Suroccidente) propuso la realización de seis preconstituyentes regionales de arte y
cultura donde se analicen las
problemáticas que aquejan a los artistas, y también se discuta sobre la
Política Cultural del país para la construcción de la Paz con Justicia Social.
Fueron cuatro días de reunión
para los artistas, encuentro que solo pasó desapercibido para el Dios del espectáculo
que no asistió al foro, en cumplimiento de los mandamientos de los medios del
capital que prohíben televisar la alegría de la memoria. Pero en realidad nadie
le esperaba: el arte y la cultura están para desnudar a los falsos ídolos y sus
infamias. Al fin y al cabo, el verdugo siempre es cobarde, y jamás será capaz
de mirar el rostro de quienes afirman la vida en medio del veneno de sus
micrófonos y pantallas.
[1] El foro Arte y Cultura para la Paz se realizó en las instalaciones del
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en la ciudad de Bogotá del 26 al 29 de
marzo de 2014, y su organización estuvo a cargo del Movimiento de Artistas por
la Paz y el Instituto Distrital de las Artes (IDARTES).
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