“El problema de
la Guajira no es coyuntural, es histórico”, afirma José Lozano vocero del
Movimiento Político y Social Marcha Patriótica en el departamento de La
Guajira.
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Departamento de La Guajira. Foto: AP |
2014/ Septiembre 1/ REMAP/ Por: Colectivo
de Prensa Alternativa del Caribe
La
región de la Guajira ha sido una de las más golpeadas por el problema
de sequía. El gobierno nacional ha mencionado reiterativamente que este es
un problema deriva de un complejo fenómeno climático y ambiental, sin
embargo la situación que se presenta en este departamento del norte
del país y sus consecuencias desastrosas, son producto de procesos
históricos que pasan por el profundo olvido estatal, la corrupción de sus
dirigentes a lo largo del tiempo y la irresponsabilidad en la
extracción carbonífera y de gas en el territorio.
La negligencia de
las administraciones, la falta de un plan de contingencia para mantener un
nivel de vida digno para las comunidades que habitan las
complejas condiciones geográficas de la región, la inequidad en el
suministro de agua entre la población y la maquinaria de extracción carbonífera
por parte de la empresa El Cerrejón, sumado a las consecuencias del
cambio climático, generan un panorama devastador que obliga al gobierno
nacional a volcar sus ojos sobre esta olvidada región del país, no por
altruismo, sino por el proceso de organización y
movilización social que vienen gestando sus habitantes.
Las
comunidades indígenas, campesinas y desplazadas, llevan varios años
denunciado estas irregularidades sin encontrar ningún eco en las
instituciones del Estado. Los problemas de salud que se han generado por
la extracción de carbón van
desde graves enfermedades respiratorias causadas por las
partículas que quedan en el aire producto de la minería a cielo
abierto, hasta la contaminación de las pocas fuentes hídricas con las que
cuenta el departamento, generando un fenómeno impensable para la actividad
agrícola y ganadera.
Adicional
a esto, los proyectos que el Estado colombiano propone para la solución de
las problemáticas también han traído consecuencias nefastas para la
población, ejemplo de esto fue la construcción de la represa del río
Ranchería tan nombrada años atrás; este proyecto se presenta
como una ¨alternativa¨ para mejorar el suministro de agua a las
comunidades y no obstante ser rechazado vehementemente por los
pueblos indígenas (debido a la violación de su territorio
ancestral), su ejecución siguió adelante y como resultado terminó por
facilitar la extracción del agua por parte de la empresa minera El
Cerrejón y contrario a lo pensado inicialmente, pasa a un segundo
plano el acceso de las comunidades al preciado líquido.
Enmarcado
en esta situación, La Guajira se organizó en un proceso de paro que
obligó a la instalación de una mesa de concertación entre el Gobierno
Nacional y las comunidades que se consolidó el pasado 11 de agosto de 2014
y que contiene un pliego de exigencias que se viabiliza a través de la
construcción de un programa mínimo por la salvación de La Guajira. Un
documento que gira en torno a 13 ejes centrales dentro de los cuales se
desarrollan más de 80 propuestas: protección de los resguardos indígenas,
recuperación y construcción de pozos y jagüeyes, condonación de deudas y
subsidios de alimento, conclusión del proyecto de la represa del Rio
Ranchería, entre muchos otros, que expresan las paupérrimas condiciones a las
que han sido sometidos los guajiros.
Si
bien los problemas anteriormente nombrados generan una serie de
consecuencias irreversibles, las dinámicas de movilización de la
población obligan al gobierno nacional a escuchar y construir
alternativas para la dignificación de la vida de los habitantes del
departamento, adicional a la creación de escenarios de
confluencia de la comunidad en torno a la construcción y apropiación de su
territorio.
José Lozano vocero
del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica en el departamento:
“No
estamos frente a la ineficiencia de un gobierno de turno, estamos enfrentando
la política minero-energética que viene desde más de dos décadas
atrás; necesitamos soluciones estructurales a la imposibilidad de
vivir en nuestra tierra, no tenemos para comer y menos para hidratarnos.¨
Es
cuestión de tiempo para evidenciar la falta de compromiso del Gobierno
Nacional con la mesa de negociación y por tanto con las problemáticas de los
pobladores que a gritos exigen atención. Una oportunidad histórica que el
Gobierno Nacional y Departamental tienen para girar la balanza y empezar a
transformar La Guajira un territorio de vida digna.
Colectivo
de Prensa Alternativa del Caribe
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