Nos llegó la noticia de que Carlos Pedraza, el amigo y compañero, había sido asesinado, y la rabia se confundió con el dolor y la incertidumbre; ¿Por qué la oligarquía y sus aparatos de muerte se empeñan en llenar de sangre y luto los campos y ciudades de Colombia? ¿Por qué mientras se habla de paz se siembra más violencia?
2015/ Enero 24/ Derechos Humanos/ Por: Congreso de los pueblos
Hace pocos días el Congreso de los Pueblos denunció las amenazas, señalamientos y persecuciones que padecen comunicadores populares, activistas sociales y sindicales, campesinos y campesinas; hoy tenemos que soportar, eso sí con dignidad, que estas amenazas se hagan realidad; mientras el gobierno Santos y sus funcionarios desestiman la gravedad de la situación, en abierta complicidad con los gestores de la muerte, la patria pierde a uno de sus mejores hijos.
Pero
los dueños de Caracol, El Tiempo y RCN, los socios menores de las
transnacionales, los patrones del paramilitarismo, Sarmiento y Efromovich,
Uribe y Rangel no saben a quién asesinaron; sus órdenes de muerte anónima son
ajenas a la inmensa potencialidad de vida que cercenaron, porque con Carlos se
asesinó a una parte del presente y futuro de Colombia, a una partecita de lo
mejor del pueblo. Pero cómodos en sus festines también ignoran que los pueblos
seguiremos luchando y que el ejemplo de Carlos estará presente hasta que este
país alcance una verdadera democracia.
Carlos
Pedraza nos dejó una muestra de su humanidad y sencillez, pero especialmente de
su tenacidad y compromiso con las tareas comunitarias y sociales. De poco
hablar, prefería trabajar y hacer sin importar los horarios o los límites
físicos. Sus ojos alegres transmitían esperanza y acercaban lo lejano a lo
posible.
Mucho
se le pide a la juventud, pero cuando ésta emprende el camino de los cambios se
le detiene con violencia. Al ver a Carlos recordábamos los discursos del Ché y
su esperanza en que los más jóvenes asumieran las tareas de transformación;
Carlos las estaba cumpliendo día a día, ya fuera como docente, dirigente
cívico, activista de derechos humanos o construyendo la nueva economía, tarea
en la que se había empeñado en los últimos tiempos. A pesar de los fracasos
Carlos no se desanimó y confiaba en que el pueblo construyera relaciones más
solidarias de producción y consumo.
Nos
queda su empuje en la universidad y el barrio, su paso por las tareas de
constitución de la Cumbre Agraria, sus lecturas a deshoras, el tinto y el
cigarro escaso; pero sobre todo su fe en el futuro y en el papel de los
revolucionarios para hacer real la vida digna y la libertad.
Hermano, Compañero, Carlos Alberto Pedraza
¡Hasta Siempre!
El
lunes 19 de enero de 2015 siendo las 3:00 pm, Carlos Alberto Pedraza Salcedo se
trasladó de su casa ubicada en el barrio Molinos II de la localidad de Rafael
Uribe Uribe en Bogotá, hacia la localidad de Teusaquillo donde tendría una
reunión relacionada con la Comercializadora Agropecuaria El Zipa proyecto
económico del mencionado movimiento. El compañero Carlos se comunicó por última
vez con un miembro de su familia, informándolo de las actividades que iba a
realizar ese día y de su regreso a casa en horas de la noche. Desde ese momento
nunca se tuvo conocimiento de su paradero.
El
miércoles 21 de enero de 2015 en horas de la mañana al parecer integrantes de
la Sijín de Gachancipá-Cundinamarca realizaron llamadas telefónicas a números
de contacto de la Comercializadora para lograr ubicar familiares de Carlos. En
la primera llamada mencionaron que encontraron una persona con las características
de Carlos, quien tenía entre sus pertenencias varias tarjetas de presentación
de la Comercializadora. En la segunda llamada manifiestan que Carlos sufrió un
accidente en motocicleta y necesitaban ubicar a un familiar. En la tercera
llamada afirmaron que: “fue encontrado muerto en los pinos con un golpe en la
cabeza”.
El
miércoles 21 de enero de 2015 hacia las 9 de la mañana es encontrado por
miembros de Policía judicial, el cuerpo sin vida de Carlos Pedraza en un sector
despoblado de la vereda San Bartolomé, denominado “las marraneras”. El cadáver
presentaba signos de violencia en la cabeza que posiblemente produjeron su
muerte.
Es de aclarar, que el compañero Carlos Pedraza no tenía ninguna relación personal, laboral, social o política en Gachancipá, municipio ubicado a 60 kilómetros aproximadamente de la capital y no llevaba dinero ni pertenencias de valor, tan solo portaba un celular de baja gama que no fue encontrado en el lugar de los hechos.
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.