Venezuela enfrenta una agresiva ofensiva nacional e internacional en momentos en que su principal producto de exportación y fuente de divisas, el petróleo, sufre una merma importante de su cotización en el mercado.
2015/
Enero 16/ Internacional/ Por: teleSUR
La
Revolución Bolivariana viene siendo asediada por factores internos y externos
que desde el plano económico, político e ideológico intentan derrocar un
proyecto surgido de la mano del líder y Comandante, Hugo Chávez Frías.
El
protagonismo de la Revolución ha permitido el avance de proyectos de
integración y unidad en Latinoamérica, y ha servido de referente para la
consolidación de proyectos políticos de carácter soberano que alteraron la
hegemonía estadounidense en la región.
Luego
de derrotado el Golpe de Estado en 2002, el Paro petrolero del mismo año; así
como los diversos intentos de los sectores opositores por derrocar a la
Revolución (el más reciente ocurrido en marzo de 2014 bajo el nombre de “La
Salida”) todos ellos financiados y auspiciados por EE.UU., la estrategia apunta
ahora a la guerra de baja intensidad en áreas sensibles de la economía, a intentar debilitar
el contenido político e ideológico legado por el Comandante Chávez y la unión
cívico militar forjada en la lucha contra quienes sueñan quebrar el orden
constitucional.
La
Guerra económica
Una
guerra de vieja data que busca quebrar a la Revolución tiene varios componentes
y que pasa por la dependencia del país con la renta petrolera que genera
distorsiones en la economía y facilita una cultura importadora que propicia la
acción desestabilizadora:
En
el plano interno:
a) Acaparamiento
y especulación con los productos de la cesta básica de la población.
Práctica que incluye esconder productos de primera necesidad para generar caos,
inquietud y angustia en la población. Los productos afectados van desde el
medicamentos, productos de limpieza, alimentos, repuestos, etc.
b) Venta
con sobreprecio de productos adquiridos con divisas otorgadas por el gobierno
con tasas preferenciales. Una práctica denunciada por factores nacionales e
internacionales que tienen como base el uso inescrupuloso de los recursos de
los venezolanos para enriquecer a los sectores de la burguesía importadora y a
las cadenas de distribución en manos de la empresa privada.
Así, en Venezuela los productos tienen un sobreprecio del mil por ciento, si se comparan con los valores de las mismas mercancías en otros países de la región.
c) Desvió
de divisas hacia cuentas en el exterior o para alimentar el mercado paralelo.
Una práctica realizada por factores del capital con la participación de
ex-funcionarios del gobierno que han incurrido en este delito contra la patria.
A esto se suma la práctica de particulares de extraer divisas preferenciales
autorizadas (a Bs.11,50 o a Bs.6,30 por dólar) por el Gobierno venezolano para su
posterior reventa en el mercado paralelo con un incremento de hasta
el mil 300 por ciento.
d) Manipulación
de productos para venderlos con mayor costo en “nuevas presentaciones”.
Productos como el arroz, es “aderezado con ajo”, la leche es “enriquecida con
calcio”, y así con diversos productos para encarecer su venta. A esto se suma
el extraño caso de la desaparición de la leche de los anaqueles, mientras los
mismos son inundados con derivados de lácteos como el yogurt.
e)
Desaparición de marcas puntuales de productos de primera necesidad.
Un fenómeno interesante tiene que ver con la desaparición de algunas marcas de
productos que afectan a sectores tradicionalmente ligados a los mismos. Tal es
el caso de la harina precocida de maíz, que la población asocia a una marca
específica y ante su acaparamiento por parte de los distribuidores se califica
como ausencia total del producto, cuando hay otras marcas del mismo en los
anaqueles.
f)
Contrabando de extracción. Promovido desde países fronterizos con Venezuela.
El caso más reciente lo constituye la incautación de miles de toneladas de
productos alimenticios, para higiene personal, detergentes, baterías, etc.,
incautadas en un operativo en el estado Zulia; un caso presentado por el
vicepresidente de la República, Jorge Arreaza.
En
el plano externo:
1) Bloqueo
a las fuentes de financiamiento. Por lo general controladas por EE.UU. y
sus aliados occidentales, quienes han estado implicados en las acciones contra
Venezuela. El caso más reciente el aumento del riesgo país declarado
unilateralmente por la calificadora financiera Moody's, institución que además
“alertó” sobre la posibilidad de “quiebra de la economía venezolana”; hecho que
dificulta el acceso a financiamiento y deprecia el valor de los activos financieros
venezolanos en el mercado internacional. Una práctica nada inocente.
2) Descrédito
de Venezuela y sus aliados en materia económica. Un eje de la ofensiva
incluye deslegitimar a los gobiernos e instituciones que invierten en
Venezuela; así, la participación de China y Rusia en proyectos productivos son
vistos como intentos de controlar el país o como injerencia en los asuntos
internos en un proceso que pasa por descalificar ante la opinión publica los
acuerdos y compromisos alcanzados por el gobierno nacional venezolano.
3) Ataque
a los precios petroleros mediante un incremento de la oferta. Estados
Unidos viene aumentando la oferta con crudo obtenido mediante el método de
fractura hidráulica (fracking); a partir de la comercialización de
hidrocarburos obtenidos en Libia e Irak, luego de controlar la producción
petrolera de estos países tras la guerra de intervención llevada a cabo con sus
aliados de la OTAN; y el incrementos de la producción, por encima de la cuota
acordada en la OPEP, por países como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes
Unidos. Esto ha afectado la estabilidad de los precios del petróleo afectando
la principal fuente de divisas de Venezuela.
La
Guerra ideológica
La
ofensiva contra Venezuela incluye el ataque en el plano ideológico a través de
los medios de comunicación que se han encargado de crear matrices como:
-
Inminencia de un “estallido social”.
- Protestas
generalizadas en el país por parte de sectores opositores que “resisten al
régimen”.
-
Caos generalizado y hambruna en la población
-
Violencia desbordada y “represión gubernamental” contra los factores
“democráticos”. Recientemente en los premios Oscar varios artistas llamaron a
la Paz en Venezuela, en una campaña alimentada a través de las redes sociales
que demuestra el carácter manipulador de la ofensiva de la derecha y la
ignorancia de quienes se prestaron al juego politiquero.
-
Inminencia de un Golpe de Estado promovido por factores internos de la
Revolución descontentos con el presidente Maduro.
La
idea es generar angustia en la población, gestar “apoyo” en la opinión pública
mundial y crear las condiciones para justificar cualquier acción contra la
Revolución y su gobierno. Una agenda ya observada en Chile, Libia, Siria, Irak,
en las llamadas revoluciones de colores y en los países en los que EE.UU., y
occidente están interesados en apoderarse de sus recursos naturales. Y
Venezuela es el país con mayores reservas petroleras del planeta, una razón de
peso para la acción desestabilizadora.
Otro
aspecto de la guerra ideológica está relacionado con intentar desligar al
presidente Maduro y los dirigentes de la Revolución del legado de Chávez. De
repente la oposición empezó a admirar al comandante Chávez y se convirtió en
defensora de su obra, en un esfuerzo por apropiarse de la simbología, el
discurso y la construcción consciente que ha alcanzado la Revolución, así como
del vínculo profundo con el pueblo que caracterizaba al líder. Maduro pasó a
ser presentado como quien torció la ruta de la Revolución, hecho que tiene como
fin quitarle pueblo al proyecto político.
Esta
práctica no debe confundirse con el debate necesario que debe darse en la
sociedad venezolana; no obstante, la acción manipuladora de los medios en
no pocas ocasiones descontextualiza el mismo para presentar supuestas fracturas
en el seno de la Revolución.
La
Guerra política
Venezuela
ha sido objeto de sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos que
representan una violación de su soberanía y que pretenden arrodillar a la
nación. Destaca que la vocería opositora ha perdido fuerza y capacidad
convocatoria. Incluso los medios de comunicación que asumieron el rol político
en una etapa han perdido legitimidad.
Ante
esta falencia, la ofensiva discursiva ha sido asumida por medios
internacionales, funcionarios estadounidenses o personeros políticos de otros
países (como Álvaro Uribe Vélez) quienes incursionan con igual intensidad sobre
asuntos internos de sus respectivos países como sobre la patria de Chávez y
Bolívar.
La
respuesta de la Revolución
La
respuesta no se ha hecho esperar. La contraofensiva de la Revolución incluye:
La
presencia inmediata en la calle, junto al pueblo, en la tarea de garantizar la
paz ciudadana y derrotar a quienes mantienen la guerra económica contra la
nación.
Reconocimiento
de las fallas y la toma de correctivos para subsanar las falencias y los
errores, con la responsabilidad y la capacidad autocrítica que legó el
Comandante Chávez. Es importante destacar que el Gobierno ha dado la cara a los
problemas y actúa en la solución de las dificultades, incluso si estas pasan
por revisar la conducta de funcionarios o su procesamiento legal en caso de
conductas que vayan en contra de los principios de la Revolución o las leyes.
Garantía
de la inversión social y de los recursos necesarios para garantizar el
bienestar de la población. En esta dirección se limitaron los gastos suntuarios
y se aplicaron medidas para regular el uso óptimo de las divisas que ingresan
al país.
Presencia
internacional para romper el cerco económico internacional y generar inversión
y recursos para el desarrollo de la economía productiva que supere el rentismo
dependiente del petróleo.
La
gira del presidente Maduro responde a una estrategia encaminada a ampliar los
vínculos de Venezuela en materia política y económica, así como defender la
OPEP y llegar a acuerdos dirigidos a contrarrestar la baja de los precios del
petróleo y el impacto negativo en la economía.
Fortalecimiento
de la integración y de la presencia internacional de Venezuela en Latinoamérica.
Pero
quizás la política de mayor impacto ha sido la presencia en la calle con el
pueblo para garantizar la marcha de la Revolución, siguiendo la ruta trazada
por el Comandante.
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