La historia da testimonio de que todo cambio político drástico genera situaciones injustas y dramas humanos de toda índole. Desde que estallaran las denominadas primaveras árabes, se han ido sucediendo episodios que pasarán a sus anales como ejemplos de crueldad y sinrazón.
2015/ Enero 13/ RT/ Por: Nagham Salman experta en Oriente Próximo
El deleznable asesinato de los empleados de Charlie Hebdo hace dos días es uno de
ellos, y por haberse producido en el corazón de Europa será objeto de una
cobertura mediática dilatada en el tiempo, seguida de una muy probable nueva
acción militar en el norte de Siria e Irak con el objetivo de desmantelar el
Estado Islámico, construido paradójicamente por los yihadistas extranjeros que
viajaron a Turquía a recibir adiestramiento, logística y armamento para
enfrentarse a los ejércitos sirio e iraquí, con el apoyo de varios dirigentes
extranjeros.
Mientras
el salvaje asesinato se perpetraba en París a manos de terroristas islamistas
retornados del mal llamado Estado Islámico, cuyo calificativo más apropiado
sería quizás el de terrorista, una nueva ola de frío azota estos días a Siria,
Líbano y Turquía, que se prevé sea más dura que la tormenta polar Alexa,
que sacudió la región en diciembre de 2013.
Desde
que estallara el conflicto sirio, los pueblos sirio e iraquí han sido los
principales damnificados, siendo a la vez los grandes olvidados por la
comunidad internacional. Y es que, sin olvidar los más de 200.000 muertos
contabilizados a día de hoy, el número de refugiados y desplazados
internos sirios e iraquís sigue en aumento, y su situación empeorando.
Este año, casi tres millones de refugiados sirios se enfrentan de nuevo a las
bajas temperaturas y a la escasez de alimentos y medicinas, y obligados a
resistir temperaturas gélidas, muriéndose de frío bajo la fina lona de las
tiendas de campaña.
La
situación de los desplazados internos y la gran mayoría de la población siria
no es más halagüeña, tras años de un conflicto enquistado cuyo final ahora
nadie es capaz de vislumbrar y que parece interesar a todas las partes
involucradas en esta guerra mundial localizada, que es el ejemplo perfecto de
la maquiavélica geopolítica de los intereses contrapuestos de varias
potencias, una geo-estrategia de cariz principalmente económico que dicta
indefectiblemente el curso de la historia humana.
Y
mientras se aleja la posibilidad de una Paz y una Concordia que permitieran el
desmantelamiento del Estado Islámico y el inicio de negociaciones de paz que
pudiera incluso posibilitar una transición democrática en toda la región, las
condiciones de vida de los refugiados empeora con el transcurso del tiempo,
agravándose su situación en los meses de invierno.
Y
es que al frío y a la escasez de alimentos y medicinas, se suma la falta
de espacio vital, viviendo hacinados en espacios reducidos, como si de latas de
sardinas se tratara, convirtiendo los campos de refugiados en auténticos campos
de concentración. A ello se une la falta de educación de los más jóvenes, que
es en sí misma la principal causa de desestabilización para el futuro de toda
la región, dada la elevada probabilidad de que acaben radicalizándose.
Pero
las desgracias de los refugiados no acaban aquí. Se han reportado también la
comisión de toda clase de delitos en los campos de refugiados, entre ellos
violaciones, agresiones, malos tratos y toda clase de abusos, siendo, como
siempre en estos casos, mujeres y niños las principales víctimas, estando
los huérfanos en una situación de grave vulnerabilidad.
Por
otra parte, son más que conocidas las habituales extorsiones que sufren los
recién llegados por parte de los guardias de seguridad, sobretodo en el Líbano,
donde hacen de intermediarios entre los refugiados sirios y las oficinas de
registro del ACNUR, cuyos funcionarios nativos tratan de enriquecerse a costa
de las imperiosas necesidades de los que lo han dejado todo atrás. Muchas
familias sirias son víctimas de estas prácticas inmorales debido a la urgencia
por registrarse para conseguir el estatuto de refugiado y la consiguiente ayuda
mientras están en el Líbano.
Todas
estas circunstancias han sumido desánimo y la desesperación a la inmensa
mayoría de la comunidad de refugiados sirios, que no solo perdieron sus casas,
sus pertenencias y su libertad a consecuencia de los combates, sino también su
dignidad al llegar al país que les acoge.
Esta
grave crisis humanitaria no se soluciona con loables actos de buena voluntad de
muchos países que han concedido asilo político a refugiados sirios, entre los
que cabe destacar Alemania, Brasil y Uruguay.
Esta
crisis humanitaria solo podría solucionarse si existiera una sincera voluntad
política por parte de las élites internacionales, y por fin se convocara
una Conferencia de Paz para la región que promoviera en primer lugar la
desaparición del Estado Islámico, y no precisamente con bombardeos, lo que
agravaría aún más la situación, sino con el estrangulamiento de las vías de
financiación del mismo, especialmente por parte de Arabia Saudí y Qatar. Ello
permitiría el retorno paulatino de las familias a sus hogares y el inicio de
transiciones políticas que sin duda ofrecerían un horizonte mucho más
esperanzador que el actual.
Esta
remota posibilidad parece desvanecerse tras los atroces atentados de París, que
con toda probabilidad provocarán una nueva intervención a medio plazo.
A
veces uno parece estar soñando despierto, pero que sería la vida sin la ilusión
de poder cambiar las cosas que a uno le parecen injustas…
Fuente:
http://es.rt.com/3hkq
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.