Hace menos de un mes el Consejo Superior Universitario, compuesto en su mayoría por delegados directos o indirectos del Gobierno Nacional, desconoció más de 20 mil votos de la comunidad universitaria (en donde no participan los trabajadores) que no consideraban a Ignacio Mantilla como Rector de la Universidad.
2015/ Abril 28/ Educación/ Por: María Alejandra Rojas
Esta ha sido la pregunta que múltiples estudiantes y profesores nos hemos hecho a
partir de un nuevo escenario de conflicto laboral en la Universidad. A
diferencia de ocasiones anteriores, en que la discusión se centraba en el
bloqueo a los edificios, en la justeza o no de las reivindicaciones de las y
los trabajadores o en la importancia de empatar agendas entre los tres
estamentos, en esta ocasión el énfasis de la discusión se ubica en si es
necesario o no que estudiantes y profesores nos sumemos a la dinámica de
movilización en defensa de la Universidad Nacional como universidad pública y
que requiere construir a su interior democracia universitaria para la
autonomía.
Seguramente,
este cambio en la discusión ha surgido por tres elementos principales:
1.
El hecho de que hace menos de un mes el Consejo Superior Universitario,
compuesto en su mayoría por delegados directos o indirectos del Gobierno
Nacional, desconociera por completo más de 20 mil votos de la comunidad
universitaria (en donde no participan los trabajadores) que no consideraban a
Mantilla como Rector de la Universidad.
2.
Las denuncias que han hecho las y los trabajadores en cada facultad y
departamento, han mostrado un grave problema en la equidad al interior de la
Universidad y en el pésimo manejo de los recursos por parte de la actual
administración que contrasta con el recorte de programas de Bienestar
Universitario, con el déficit financiero de facultades como Ciencias Humanas y
de la Universidad en su conjunto por 150mil millones de pesos, con el problema
de infraestructura y con el cupo de endeudamiento asumido por la Universidad
por 200mil millones.
3.
Una acumulación de condiciones tanto particulares de las distintas carreras,
como estructurales de la Universidad y del modelo educativo que han ubicado la
discusión sobre la necesidad de una transformación estructural que impida de
una vez por todas que esta realidad continúe siendo la cotidianidad de
la Universidad y la educación en nuestro país.
Estos
tres elementos han devenido en la construcción de unos planteamientos comunes
entre los estamentos: 1. La importancia de construir un proceso realmente
democrático, que se ha venido proponiendo al grueso de la comunidad
universitaria desde hace más de un año, denominado Congreso Universitario cuyo
objetivo es realizar una reforma estatutaria a la Universidad Nacional. Esta
propuesta, que en efecto surge de sectores estudiantiles específicos, fue
creada para dejar de serlo y ampliar la participación hacia el grueso de los
estamentos y ello ha sido ratificado por las distintas asambleas en las
facultades y departamentos que lo han ubicado como un proceso fundamental para
superar la crisis de la Universidad; 2. La necesidad de reconocer y solucionar
la crisis presupuestal generada por el Estado colombiano que se constituye como
uno de los principales problemas de la Universidad con incidencia en todas las
esferas de la vida universitaria, así como forjar mecanismos de control y
veeduría al interior evitando prácticas de corrupción y clientelismo en la
Universidad; 3. La urgencia de resolver de manera dialogada el conflicto
laboral, sin que la administración trate de evitar su responsabilidad llamando
a la confrontación entre la comunidad universitaria; 4. Finalmente, la negativa
a ser una Universidad que sencillamente reproduce la política educativa del
Gobierno Nacional, cuya muestra fehaciente es la nueva reforma al Programa Especial
de Admisión y Movilidad Académica – PEAMA -, que afecta gravemente la libre
elección de las profesiones por parte de quienes ingresan desde las sedes de
Presencia Nacional pero además la función misma de la Universidad en las
distintas regiones del país.
Siendo
así, es más claro el por qué muchos estamos diciendo #MeMuevoPorLaNacho. Como
siempre la invitación a participar para quienes aún no lo deciden, rompiendo
las prevenciones, transformando las prácticas y renovando constantemente un
movimiento estudiantil activo y propositivo.
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