Siendo la obra del jarillón del río Cauca un proyecto necesario para la ciudad, su mala planificación no solo podrá generar sobrecostos sino que ha traído como consecuencia un grave problema social derivado de los abusos de la administración municipal y de la fuerza pública que atenta contra la convivencia social y el espíritu de paz con justicia social.
2015/ Junio 15/ Veeduría Ciudadana/ Por: Luz Betty Jiménez y Pablo Borrero
Veeduría Ciudadana por la Democracia y la Convivencia Social
Desalojos en el jarillón del río Cauca
Una
nueva protesta con ocupación de La Ermita para hacerse escuchar de un gobierno sordo
ante los reclamos de los caleños, es la respuesta de un grupo de personas a
quienes se les pretende desalojar de sus viviendas por la fuerza. Esta vez son los
ocupantes del Jarillón del Rio Cauca quienes ante la inminencia de su desalojo
por parte de las autoridades, solo encontraron refugio en una iglesia como
alternativa para visibilizar su problemática y hacerse oír.
Estas
personas no desconocen el riesgo que conlleva el vivir a la orilla del Rio
Cauca siendo conscientes de la necesidad y urgencia de su reubicación con todo
lo que tal hecho implica lo cual no puede limitarse a la solución facilista de
construir apartamentos para vivienda de interés prioritario, estrechos, a los
cuales se les lleva, sin tener en cuenta que en su actual hábitat muchas
familias tienen unidades productivas de las que derivan su sustento diario las
que no pueden ser trasladadas a las nuevas viviendas.
Simultáneamente
con este hecho, el Concejo Municipal estudia el proyecto de acuerdo 103 por
medio del cual se autorizan vigencias futuras extraordinarias por valor de
Noventa y seis mil cuatrocientos catorce millones de pesos ($96.414.000.000),
para los años 2016, 2017 y 2018 con el
propósito de financiar la construcción de la infraestructura de reforzamiento
del jarillon del Rio Cauca, Rio Cali y Canal interceptor de la carrera 50 con
la correspondiente gestión social, tal como aparece en el titulo, proyecto que
debe ser estudiado con cuidado ya que es mucho el dinero de los caleños el que
está en juego y que bien gestionado pudiera alcanzar para satisfacer otras
necesidades urgentes de la ciudad y de sus habitantes.
El proyecto
presentado por el gobierno local se limitó a mostrar el cumplimiento de las
exigencias formales tales como la declaratoria de importancia estratégica, la
no afectación actual de la capacidad de endeudamiento del municipio, el cumplimiento con las proyecciones del marco fiscal de mediano plazo,
etc. Sin embargo, aspectos importantes como conocer exactamente el número total
de familias que deben ser reubicadas con especificación de su actividad
económica-laboral, menores de edad, adultos mayores que viven en el sector, etc.,
no aparecen en el citado proyecto.
Es equivocado pretender trasladar a un mini apartamento a las personas o familias que tienen una actividad
económica relacionada con el campo, ya que por lo reducido del área solo pueden
dormir y habitarlo. Existiendo tanta tierra ejidal en Cali es inaceptable que
las propuestas de solución no hubieran mirado alternativas diferentes como
pudieran ser las casas-parcelas y de esta manera también encontrar solución a
la seguridad alimentaria de las familias.
Lo cierto es que el alcalde que se elija en octubre encontrará comprometidos
los presupuestos con tantas vigencias futuras excepcionales aprobadas por el
concejo municipal, de manera que su margen de acción estará muy limitada para
desarrollar su plan de desarrollo acorde con su programa de gobierno, a no ser
que se le impongan mayores tasas contributivas a los caleños a lo que deben
estar vigilantes. Igualmente encontrará costosas obras que sobrepasaron el valor
calculado sin tener buena calidad en los elementos utilizados en su
construcción ni en los acabados como sucede con la Plazoleta del Correo en la
que se gastaron dos mil cuatrocientos cincuenta millones de pesos
($2.450.000.000) y aun no está totalmente acabada porque ni los árboles que
cortaron han sido reemplazados.
Esta es una remodelación de cemento y sobre costosa como la plazoleta de
la caleñidad hoy Jairo Varela que no pueden ser utilizadas por los transeúntes
para el descanso y solaz y para el reencuentro porque el sol inclemente ó la
lluvia no lo permiten.
En este caso los verdaderos beneficiarios con las
obras son los constructores y las cementeras que además premian a los
arquitectos e ingenieros por construir obras donde el cemento es lo destacable,
mientras tanto los presuntos “beneficiados” que para el caso del Jarillón del
rio Cauca son las familias a reubicar sufren el desalojo y el abuso de las
autoridades que no tuvieron en cuenta las condiciones en que viven las personas
quienes no podrán habitar los mini apartamentos sino sobre la base de tener que
renunciar a su actividad productiva de la cual derivan su sustento, ya que
hasta tanto se les capacite para desarrollar otras actividades, se les
dispensen créditos para micro empresas, pasará mucho tiempo antes de que puedan
obtener los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades, pagar servicios
públicos, transporte, etc.
Siendo la obra del jarillón del río Cauca un proyecto
necesario para la ciudad, su mala planificación no solo podrá generar sobrecostos
sino que ha traído como consecuencia un grave problema social derivado de los
abusos de la administración municipal y de la fuerza pública que atenta contra
la convivencia social y el espíritu de paz con justicia social que deben mantenerse
en la ciudad como fundamento mismo de la solidaridad entre todos los caleños
y el gobierno de la ciudad.
Luz Betty
Jimenez De Borrero y Pablo A. Borrero V.
Cali,
Junio 13 de 2015
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición
Indispensable para
el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social
el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.