¿En qué cerebro mínimamente informado y formado como el suyo, que dice ostentar tantos títulos en el área de las Ciencias sociales, cabe la idea de que una personalidad como la de Uribe es la de un demócrata y no la de un ser autoritario adicto a la violencia y el atropello?
2015/ Septiembre 11/ Opinión/ Por: Horacio Duque Giraldo
Se estrecha el cerco de la justicia sobre Uribe Vélez y su violencia autoritaria
contra la democracia y las libertades fundamentales. Los académicos que lo
acompañan quedan hechos una vergüenza con sus análisis de pacotilla, los cuales
pretenden hacernos ver como autoritarios y déspotas dogmaticos. Gustavo Duncan
quiere ganarse las medallas en ese deshonesto discurso.
Los
columnistas de la derecha identificados con el denominado Centro Democrático
uribista nos quieren cargar a los columnistas de Anncol los motes de
totalitarios, autoritarios y violentos a propósito del debate abierto con uno
de sus integrantes por las imprecisiones y falta de rigor en sus reflexiones
sobre los desarrollos del proceso de paz que se adelanta en La Habana entre el
Estado y los delegados de las Farc.
Duncan
(neouribista, de última hora) suelta el juicio por la supuesta incoherencia
entre nuestra caracterización del régimen político oligárquico colombiano como
antidemocrático, cerrado y excluyente, causante de la larga resistencia armada
de las guerrillas revolucionarias, y la manera de avanzar en la polémica con el
docente universitario de Medellín, lleno de ensimismamiento casi místico por el
caballista del Uberrimo (http://bit.ly/1g68stf).
Su
premisa es falsa. Hay torpeza en su arreglo discursivo. Nunca hemos sugerido
acto de violencia alguna contra nuestro adversario. Con mucha firmeza pedimos
atenuar la delirante discursividad contra el esfuerzo que se hace para terminar
el conflicto social y armado mediante los diálogos que se adelantan en la
capital cubana. Solo eso. Lo demás es fantasía de quien quiere dárselas de
víctima.
Con
hechos, con nombres, con datos concretos, hemos dicho que si alguien ha sido víctima
de la violencia, del totalitarismo, del autoritarismo, de la exclusión y el
despotismo del poder político prevaleciente en la sociedad y el Estado, hemos
sido los integrantes de la izquierda, los comunistas, los socialistas, los
líderes de la oposición democrática y popular.
¿O
acaso, señor Duncan, el exterminio de la Unión Patriótica ejecutado en su gran
mayoría por integrantes del Estado no es la expresión más cruda de la
naturaleza autoritaria del régimen político nacional? ¿No es la existencia y la
historia del paramilitarismo, fenómeno que Usted bien conoce, con sus masacres
y desplazamientos de millones de colombianos, un elemento central del modo
totalitario de ejercer el poder por una elite antidemocrática como la
colombiana? ¿Sera que el asesinato de periodistas, líderes políticos
opositores, senadores, diputados, concejales y activistas de los derechos
humanos, son situaciones normales en una democracia y deben considerarse como
indicadores de su correcto funcionamiento?
No
quiero extenderme en estas y otras cuestiones que Usted bien conoce.
Basta
remitirse a los hechos que ahora los medios de comunicación están dando a
conocer como los referidos en las comunicaciones de la Embajada Americana a la
Canciller Clinton en 2010 sobre la deriva autoritaria del gobierno de Uribe
Vélez, que Usted tanto pondera, a quien se señala de ser el artífice y promotor
de las chuzadas a las Cortes, los “falsos positivos, la infiltración
paramilitar del DAS y otras oficinas de la Presidencia, como la Secretaria de
Bernardo Moreno, la parapolítica y el desplazamiento de millones de campesinos
(http://bit.ly/1M6IHHR).
O
examinar las declaraciones de “Don Berna” (http://bit.ly/1hPU3T7), ante la justicia federal
norteamericana, en las que se indica con datos muy precisos, los vínculos de
“Varito” (nombre utilizado por el capo Pablo Escobar para referirse
cariñosamente a su amigo Álvaro Uribe por los servicios prestados en el
Aeropuerto de Medellín para el trasiego de cocaína), los generales integrantes
de su seguridad y sus más cercanos familiares, con las redes criminales que en
Antioquia adelantaron violentas campañas, en los años 90 del siglo XX, para
asesinar lideres e integrantes de organizaciones de derechos humanos, como el
abogado Jesús Maria del Valle Jaramillo (http://bit.ly/1hPU3T7) o realizar masacres de campesinos
como la de El Aro, que según muchos testigos tuvieron la presencia directa del
señor Uribe Vélez cuando era gobernador de su departamento (http://bit.ly/1hPU3T7).
La
pregunta que uno se hace es la siguiente ¿Cuáles son las categorías
científicas, los modelos teóricos y analíticos de la ciencia política y la
antropología política que Usted utiliza para caracterizar como democrático un
Estado y un régimen político en el que se ejecutan como normales todas estas
salvajadas y atropellos masivo contra un sociedad? ¿En qué cerebro mínimamente
informado y formado como el suyo, que dice ostentar tantos títulos en el área
de las Ciencias sociales, cabe la idea de que una personalidad como la de Uribe
es la de un demócrata y no la de un ser autoritario adicto a la violencia y el
atropello ( ver texto de Adorno sobre el tema en el siguiente enlace
electrónico http://bit.ly/1VJscTR)?
Le
va tocar cambiar sus arbitrarios análisis si es que quiere que abordemos con
seriedad sus estudios y documentos. Venir a calificarnos de autoritarios,
nosotros que hemos vivido en carne propia el atropello, la persecución, la
exclusión, la cárcel, la intimidación, la exclusión en los grandes medios de
comunicación, a los que Usted tiene acceso privilegiado con sus embustes, es
simplemente un disparate. Es una arbitrariedad que solo en el cinismo se puede
apoyar.
No
ha de ser que Usted, con tantos meritos académicos pegados a su hoja de vida y
con tanta vitrina en las páginas de opinión de periódicos y revistas, le quiera
hacer creer a los colombianos que avanzar hacia una “democracia ampliada” como
la que se ha consensuado en las conversaciones de paz es innecesario porque los
autoritarios son los que la demandan.
Lo
mínimo que se puede pedir en estos debates es honestidad y ética, señor Duncan.
No salga ahora con la historia que lo estamos constriñendo en sus opiniones y
análisis, de manera no democrática.
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