octubre 2016
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Este domingo distintos medios de comunicación arribaron a la ciudad de Quibdó (Chocó) para cubrir la Vigilia por la paz convocada por el Frente 34 Alberto Martínez de las FARC, la cual tendrá lugar hoy lunes, 31 de octubre, cerca al corregimiento Vegaez del municipio Vigía del Fuerte (Antioquia).

Se espera la llegada de al menos 700 personas que por río, en caballo y caminando empezaron a arribar a la cuenca del río Arquía, ubicada en la región del río Atrato donde transcurre la vida de la comunidad de Vegaez y está instalado el campamento de las FARC que recibirá a la comunidad para la vigilia.

La actividad nace en apoyo al Acuerdo de Paz firmado entre Gobierno y FARC, y para exigir la continuidad del “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo” que quedó en riesgo luego que, mediante engaños, la opción del No, promovida por la ultraderecha, ganara el plebiscito que aprobaría los acuerdos firmados con esta guerrilla.


Producto de la campaña de la ultraderecha contra el plebiscito, la cual enfrenta una investigación judicial por incurrir en el delito de “fraude al sufragante”, el Gobierno decidió prolongar el cese al fuego hasta el 31 de octubre, pero debido a la presión del pueblo en las calles, ahora se mantendrá hasta el mes de diciembre.

“Cuando se pretendió presentar un ultimátum al cese al fuego dijimos: ‘nosotros no vamos a responderle al fuego con fuego. Vamos a responderle al fuego con el acompañamiento y la espiritualidad de nuestro pueblo’. Es ahí cuando surge la idea de la vigilia”, afirmó Benkos Biohó, integrante de la delegación de paz de las FARC, y que se encuentra para las actividades de la vigilia.

Desde las dos de la tarde de este lunes y hasta las seis de la mañana del primero de noviembre, comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas, así como representantes de diversas expresiones religiosas, estarán junto a las FARC exigiendo el fin de la guerra y la implementación de los acuerdos de paz ya firmados con el Gobierno.

Leer: Se cumplió Vigilia por la paz en campamento del Frente 34 de las FARC

Ese esfuerzo de parar la guerra requiere un complemento esencial que es construir la paz, y eso solamente es posible si cada uno de nosotros, como colombianos, somos capaces de soñárnosla. La vigilia no tiene otra intención que reafirmar nuestra disposición de paz”, concluyó Biohó recordando que las vigilias tendrán lugar en distintos campamentos de las FARC.

FIPU PRESS | Fotos: Alexander Escobar

Un hecho histórico llena de alegría a Colombia: las luchas que libran indígenas y afrodescendientes por un mejor vivir, ahora están unidas en un proceso que no solo busca mejorar las condiciones de vida de la población étnica colombiana, además se propone trabajar por la paz con justicia social que beneficie  al conjunto de la sociedad.

No fue fácil, pero este fin de semana se logró la meta de oficializar la Coordinación Étnica Nacional de Paz (Cenpaz) que durante dos días (14 y 15 de octubre) sesionó en Quibdó (Chocó) para elegir sus voceros nacionales y plataforma de lucha, con el objetivo de “construir un movimiento étnico por la paz de Colombia que garantice la defensa y promoción de los derechos políticos, económicos, culturales, ambientales y sociales de las comunidades indígenas, negras, afrocolombianos raizales y palenqueras”, anuncia Cenpaz en su declaración política.

Hoy cuando la ultraderecha arremete contra el sueño de los colombianos de vivir sin guerra, secuestrando la paz con la macabra campaña del No que ganó el plebiscito que aprobaría el acuerdo de paz entre Gobierno y FARC, 250 delegados llegaron por tierra y agua a Quibdó para conformar Cenpaz y derrotar a la ultraderecha, encabezada por el expresidente y líder del Centro Democrático Álvaro Uribe Vélez.

Como víctimas del conflicto social, político y armado que desangra nuestros territorios, instamos al Gobierno Nacional y a las FARC-EP, a persistir en el acuerdo firmado y dar inicio a la implementación de los acuerdos de La Habana”, exige la organización étnica.

La Coordinación Étnica Nacional de Paz estará conformada por 21 delegados nacionales que llevaran la voz de cerca de 250 organizaciones indígenas y afrodescendientes que luchan por la paz del país:

“Llamamos a toda la población colombiana a defender el derecho constitucional a la paz y a reafirmar los acuerdos de paz con la FARC-EP y respaldar el proceso en curso con el ELN”.

FIPU PRESS


A continuación la declaración íntegra:

Declaración de pueblos y organizaciones indígenas, negras, 
afrocolombianos raizales y palenqueras desde el Quibdó,
Chocó, territorio de paz

Las y los delegados indígenas y afrocolombianos provenientes de la Colombia profunda, principalmente de las regiones que han padecido del conflicto social y armado y que pasado el 2 de octubre votamos mayoritariamente por el SÍ a la paz, nos reunimos los días 14 y 15 de octubre de 2016 en  la ciudad de Quibdó con el objetivo de construir un movimiento étnico por la paz de Colombia que garantice la defensa y promoción de los derechos políticos, económico, culturales, ambientales y sociales de las comunidades  indígenas, negras, afrocolombianos raizales y palenqueras y que abogue por la defensa y la implementación de los acuerdos de La Habana y otros proceso de fin del conflicto social y armado para la construcción de la paz con justicia social en nuestros territorios. Como pueblos y organizaciones movilizados por la paz declaramos:

1. Como víctimas del conflicto social, político y armado que desangra nuestros territorios, instamos al gobierno nacional y a las FARC-EP, a persistir en el acuerdo firmado y dar inicio a la implementación de los acuerdo de La Habana.

2. Ratificamos el compromiso de nuestras comunidades por la paz, y nos negamos a que nuestros territorios continúen siendo escenario, de confrontación y guerra. En las calles de Quibdó el 14 de octubre marchamos masivamente respaldando los acuerdos y exigiendo su implementación ya.

3. Rechazamos las mal intencionadas propuestas de los sectores políticos que se abanderan de la renegociación los acuerdos para eliminar puntos negociados que favorecen  a las comunidades del sector rural en y en especial el capítulo étnico de los acuerdos firmados.

4. Condenamos las palabras racistas de desprecio del expresidente Álvaro Uribe, hacia los pueblos étnicos y su participación en los acuerdos.

5. Apoyamos, acompañamos y nos solidarizamos con las diferentes iniciativas de movilización de los diferentes sectores sociales  del pueblo colombiano que exigen la implementación de los Acuerdos Ya

6. Llamamos a toda la población colombiana a defender el derecho constitucional a la paz y a reafirmar los acuerdos de paz con la FARC-EP y respaldar el proceso en curso con el ELN.

Por los derechos de todas y todos damos por constituida la Coordinación Nacional Étnica Nacional de Paz (CENPAZ), como instancia de participación de las comunidades étnicas del país, representadas en los pueblos negros, afrocolombianos, raizales, palenqueras e indígenas.  

Dado en Quibdó, territorio de paz, a los 15 días del mes de octubre de 2016.

Coordinación Nacional Étnica Nacional de Paz - CENPAZ

Cerca de 250 delegados de organizaciones afrodescendientes e indígenas de todo el país llegaron a Quibdó (Chocó) para lanzar oficialmente la Coordinación Étnica Nacional de Paz (Cenpaz) que este viernes realizó una multitudinaria marcha en apoyo al acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC.

“Estamos en este espacio de construcción de la Coordinación Étnica Nacional de Paz (Cenpaz), porque consideramos que las organizaciones indígenas y afros no se sienten representadas por las organizaciones de nivel nacional que ya tienen una trayectoria”, afirmó Luz Mery Panche de la Coordinación Nacional de Pueblos Indígenas (Conpi).

Cenpaz sesionará hasta este sábado. Después de dos días de discusiones dará a conocer el nombre de sus voceros oficiales y la plataforma política de lucha. Para los organizadores, hasta el momento el balance es positivo.

“Después de haber movilizado a más de 5.000 personas este viernes en el municipio de Quibdó, nos sentamos, discutimos una propuesta de estructura y de funcionamiento de cómo va a quedar Cenpaz. Se discutió bastante. Este sábado quedamos de presentar la propuesta definitiva”, afirmó Aiden Salgado de la Coordinación Nacional de Organizaciones y Comunidades Afrodescendientes (Conafro).

Otra de las discusiones abordadas en la reunión es el apoyo al acuerdo de paz firmado entre Gobierno y FARC, luego que la campaña del No, con engaños, ganara el plebiscito para refrendar los acuerdos.

Leer: En imágenes, Chocó marcha para refrendar acuerdo de paz

“Hasta hoy la postura de Cenpaz es que lo que está acordado entre el Gobierno y las FARC se debe empezar a implementar ya. Y es un clamor no solamente de nuestra organización, sino un clamor de los pueblos golpeados por la violencia, como los pueblos chocoanos”, dice Salgado.

Por su parte, Luz Mery Panche manifiesta que es necesario ser vigilantes del capítulo étnico que contiene el acuerdo de paz para que su implementación sea efectiva.

“Es necesario poder expresar nuestras propuestas, nuestras posiciones frente a todo este capítulo étnico que ha quedado incluido en los acuerdos de paz y que necesitamos desarrollar para que hagamos parte de la comisión interétnica que va a ser de alto nivel, y que va a trabajar todo el enfoque étnico-territorial de los acuerdos que se firmaron con las FARC y que se van a firmar también con el ELN”, concluye la líder indígena.

FIPU PRESS

Desde el paro cívico de agosto que reunió a cerca de 50 mil personas en las calles, no se había visto tanta gente indignada en Quibdó (Chocó) reclamando sus derechos. Ahora la población volvió a movilizarse. Esta vez lo hacen para defender y refrendar el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC.

Por ello este viernes afrodescendientes, indígenas y mestizos se tomaron las calles de la capital chocoana con exigencias claras: “¡El acuerdo se tiene que implementar!”, “¡Que inicie la verificación ya!”, corearon sin descanso durante la marcha que abrió la agenda de la Coordinación Étnica Nacional de Paz (Cenpaz) que estará reunida en Quibdó hasta el 15 de octubre.

Las manifestaciones ocurren luego que la ultraderecha, con engaños, secuestrara la paz de Colombia a través de la campaña del No que ganó el plebiscito que aprobaría los acuerdos de paz. A partir de ese momento, bajo la campaña #PazAlaCalle miles y miles de personas han tomado las principales capitales del país para exigir la implementación del acuerdo de paz firmado entre Gobierno y FARC.

Leer: Cenpaz dice que debe implementarse acuerdo de paz

Es así como la ultraderecha, representada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, líder del Centro Democrático, hoy enfrenta un rechazo que crece en Colombia al conocerse detalles ruines de la campaña del No que ameritaron la apertura de una investigación judicial por el delito de “fraude al sufragante”.

“El No ganó con mentiras y patrañas, al pueblo no se le engaña”, dijeron los manifestantes durante el recorrido de la marcha que culminó hacia el mediodía en la plazoleta de la Catedral San Francisco de Asís.

FIPU PRESS | Fotos: CONPI


La historia se repite una vez más, ningún imperio tiene interés alguno acerca del destino al que llevaron con sus atrocidades a sus excolonias, simplemente llegaron, saquearon y fueron expulsados, o simplemente se fueron cuando ya no era productivo estar en esos territorios.


Haití fue el primer país de Latinoamérica y Caribe que logró conseguir la independencia,  en 1803 los negros de Haití propinaron una tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida hacia los blancos.

Poco después, gracias a Haití fue posible la independencia americana que llevó a cabo Simón Bolívar; pues este pequeño país entregó siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había pasado por la mente. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado.

Los problemas de Haití no surgieron a causa de una maldición por haber hecho un pacto con el diablo para conseguir la independencia de los colonos franceses,  como aseguró Pat Robertson excandidato presidencial norteamericano y vocero evangelista en el año 2010, tras el terremoto que devastó el país.

Es cierto que esta pequeña patria no ha parado de recibir bofetadas en su corta existencia como nación. Muchas personas alrededor del mundo piensan que el gran problema de Haití son sobre todo las catástrofes naturales que han destruido paulatinamente el  país.

El principal problema que vive Haití es la agravada pobreza en la que está sumergida la gran mayoría de la población, y esta tiene sus causas.

La ocupación francesa del tercio occidental de la isla a finales del siglo XVII (España era la otra potencia colonizadora) dio como resultado el cultivo intensivo de la caña de azúcar, acompañado de una salvaje deforestación y pérdida de fertilidad del suelo, convirtió a Haití en la colonia más productiva de Francia en 1785. Para entonces, su población esclava ascendía a 700.000 personas, el 85% del total, frente a los 30.000 de la parte de la isla que seguía siendo española.

La historia se repite una vez más, ningún imperio tiene interés alguno acerca del destino al que llevaron con sus atrocidades a sus excolonias, simplemente llegaron, saquearon y fueron expulsados, o simplemente se fueron cuando ya no era productivo estar en esos territorios.

Pero esas potencias a veces tienen gestos esporádicos de solidaridad, pues con ese lavado de imagen pretenden borrar la instauración de dictaduras y mecanismos económicos depredadores que desangran a los pueblos.

Aunque esa solidaridad a veces no llega, el Gobierno haitiano en 2010 aseguró haber recibido apenas uno por ciento de los cuatro mil millones de dólares donados, es decir, menos de un centavo por cada dólar. ¿Dónde se quedó el dinero? La prensa local apuntó a las organizaciones no gubernamentales, gobiernos extranjeros “comprometidos” con la reconstrucción, y no podían faltar las empresas privadas forasteras. Todo esto lo han venido realizando sin el control del gobierno local, hasta el día de hoy.

En la actualidad, Haití es el país más pobre de Latinoamérica, con una esperanza de vida que gira en torno a los 60 años, una tasa de desempleo de más del 65%, más de la mitad de la población se encuentra en situación de extrema pobreza, tiene una deuda externa que supera los 1000 millones de dólares, la deforestación arrasó el 98% de los bosques.

Haití es una de esas muchas naciones olvidadas por el mundo, nadie es Haití, nadie reza por Haití…aunque lo cierto es, que ya no basta con rezar.

Andrés Rodas
FIPU PRESS | Foto: Huracán Mathew / El Español
 

No para la ola de indignación que crece en todo el país contra la ultraderecha que secuestró la paz al pueblo colombiano al ganar con la campaña del No, conspirada a través de engaños, el plebiscito del 2 de octubre que refrendaría los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC.


La campaña #PazAlaCalle sigue creciendo y tomándose las capitales de los departamentos del país.  Este domingo Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, por segunda vez fue epicentro de la dignidad de miles y miles de personas que salieron a las calles a defender los acuerdos de paz firmados el 26 de septiembre en Cartagena.

El recorrido de la marcha, que inició en el Parque de las Banderas, estuvo marcado por el llamado a la reconciliación del país y el rechazo a la guerra que trajo la campaña del No, conspirada por la ultraderecha en cabeza del expresidente y líder Centro Democrático Álvaro Uribe Vélez, campaña que actualmente enfrenta una investigación por el delito de “fraude al sufragante”.

Leer: ¿Por qué falla el cálculo electoral para la ultraderecha?

La movilización culminó en La Plazoleta de San Francisco, ubicada al frente de la Gobernación del Valle donde voceros de diferentes movimientos sociales y ciudadanos brindaron su respaldo a los acuerdos de paz.

Colombia está movilizándose porque no va a permitir que la conspiración de la ultraderecha tire “al traste los acuerdos y los esfuerzos por construir una Colombia mejor. Los acuerdos se mantienen y el pueblo los defiende”, dijo James Larrea, vocero de Marcha Patriótica.

REMAP | Foto: @Shilys

“En la maniobra de intoxicación del odio, se aseguró que se entregaría el país a la guerrilla de las Farc y que éstos formarían un estado “castrochavista” además se aseveró que los guerrilleros iban a tener total impunidad, que no repararían a sus víctimas, entre otras falacias”.



El mundo entero contempla atónito los resultados que avalaban los acuerdos por parte de la población colombiana al proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc- Ep, con un con un 50,23% a favor del No frente al 49,77% del Sí, y un alarmante 62,6% de abstención, 21 millones de colombianos ni siquiera se pronunciaron en las urnas ante este hecho histórico.

Los datos más relevantes aparte del resultado general, fueron que el Sí ganó de una manera aplastante en casi todos los territorios que han sufrido con mayor crudeza la guerra, la urbe decidió finalmente sobre este absurdo conflicto bélico que ha retrasado al país sudamericano más de medio siglo, la ciudad eligió el No de una guerra que afecta a nivel socioeconómico a todos los colombianos y colombianas, pero que no se disputa en la metrópoli.

En medios de comunicación internacionales como El País de España, se tituló: "Colombia dice 'NO' al acuerdo de paz con las FARC”; The Guardian en Reino Unido rotuló  y agregó: "Los colombianos han rechazado un acuerdo de paz para poner fin a 52 años de guerra con guerrilleros de las Farc, lanzando al país en la confusión acerca de su futuro”; también se pronunció la Agencia EFE: “Los colombianos dicen no al acuerdo de paz con las FARC”; “Amnistía Internacional igualmente se manifestó: “El No fue una oportunidad perdida para acabar con 52 años de guerra”.

“Nos ven como un país que se acostumbró a la guerra y ya no puede vivir sin ella”. Asegura la ministra de Relaciones Exteriores María Ángela Holguín.

Este proceso colombiano de paz es uno de los más completos a lo largo de la historia reciente en el mundo. Los puntos desarrollados son los más consecuentes para la resolución pacífica de un conflicto armado que se prolongó por tantos años, dejando segadas miles de vidas humanas, y convirtiendo a Colombia como el país a la cabeza en cuanto a desplazados internos por la guerra, según ACNUR. [1]

Con todos estos datos en la mano, fácilmente verificables en fuentes oficiales, ¿qué pudo pasar para que la mayoría de la población colombiana haya votado No en el plebiscito por la paz?

La campaña de desinformación promovida por Álvaro Uribe Vélez y su partido Centro Democrático, salió triunfante en el pasado plebiscito del 2 de Octubre.

En la maniobra de intoxicación del odio, se aseguró que se entregaría el país a la guerrilla de las Farc y que éstos formarían un estado “castrochavista” además se aseveró que los guerrilleros iban a tener total impunidad, que no repararían a sus víctimas, entre otras falacias.

Esta campaña de odio habría sido ilegítima en cualquier otro país verdaderamente democrático, pues sería denunciable ante los estamentos del Estado.

Álvaro Uribe propuso una paz sin impunidad semanas antes del plebiscito. El Centro Democrático se colocó de repente la bandera de la paz.

No se esperaban la victoria en las urnas, pues era más cómodo seguir echando veneno que crear una serie de propuestas.

Sin ir más lejos, la primera de las “propuestas” que hizo Uribe fue amnistiar a guerrilleros que no hayan cometido crímenes de lesa humanidad, algo que ya había sido escrito y aprobado, además “fallando” con esto a sus votantes por el No en algunos casos impulsados bajo el lema: “paz sin impunidad”

También propuso aliviar judicialmente a las Fuerzas Armadas que estén siendo procesadas, esto supone también auto blindar a los suyos y a él mismo, respecto a investigaciones que en un futuro puedan surgir, recordemos que hay un número de uribistas algunos miembros de su antiguo gabinete de gobierno, actualmente prófugos de la justicia o procesados por nexos con el paramilitarismo.

El panorama en el que se encuentra Colombia, es de total incertidumbre por lo que pueda venir, el mundo está expectante a los próximos acontecimientos que sucedan en este país que le pudo decir Sí a la paz pero que se dejó engañar, por los objetivos personales de los señores de la guerra. 

Autor: Andrés Rodas FIPU PRESS

Foto: Juan Diego Buitrago / El Tiempo




Miles de personas se tomaron este miércoles las calles de Colombia y el mundo  para exigir que no retorne a la guerra, que no se levante el cese bilateral y que se respeten los acuerdos que durante cuatro años han construido el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC –EP y que buscan  poner fin a un conflicto que por más de cincuenta años ha desangrado el país.

Luego que el pasado domingo, 2 de octubre, en las votaciones del plebiscito para refrendar los acuerdos entre gobierno e insurgencia ganara la opción del No por un estrecho margen, el país quedó sumido en un ambiente de incertidumbre El pasar de los días ha evidenciado que los promotores del No, no tienen una propuesta clara sobre qué ruta seguir, no está claro qué consideran se debe modificar del texto acordado, esto y el anuncio del presidente Juan Manuel Santos de mantener el cese bilateral al fuego solo hasta el próximo 31 de octubre genera gran temor en la población ante el inminente retorno de la guerra.

Frente a la difícil situación que enfrenta el país, el movimiento social, la población que anhela la paz sale a las calles a defender su derecho fundamental a la paz. Es en este escenario en el que le dicen a las élites colombianas que la paz se hace con el pueblo, con quienes han padecido la guerra.

La ciudad de Manizales es uno de estos escenarios de movilización, en donde se dieron cita cientos de personas entre académicos, organizaciones sociales y gentes del común, quienes se encontraron para en una marcha de antorchas unir su clamor por la paz y exigir que no retorne la guerra.


“En este momento debemos recoger el acumulado del trabajo realizado, el pueblo no quiere más guerra y es el momento de generar un diálogo nacional, donde se encuentren las FARC, El EPL, el ELN, las víctimas, y se escuchen las propuestas del pueblo que quiere la paz, hoy la movilización debe apuntar a generar ese espacio”, plantea David Martínez, líder del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica.

Frente a la ruta a seguir, los asistentes a la movilización en Manizales nos dicen: “La movilizaciones seguirán en todo el territorio nacional, hasta que el gobierno escuche y atienda las peticiones del pueblo; marchas, campamentos, encuentros, foros, serán los escenarios para seguir conversando y recogiendo propuestas sobre la paz; desde estos espacios la gente del común se convierte en un actor político fundamental y es en la movilización, en las calles donde le dice al gobierno: es a  nosotros, a  las víctimas, a los campesinos, a los indígenas, los afros, la población LGTBI, los jóvenes  a  quien debe escuchar,  y nosotros queremos la paz”.

El próximo 14 de octubre se está convocando a  una movilización nacional en respaldo a los acuerdos, iniciativa liderada por el Movimiento Político y social Marcha Patriótica, de igual forma, desde múltiples escenarios, plataformas y organizaciones sociales se están convocando encuentros, campamentos, asambleas y otros espacios para generar una agenda colectiva hacia la construcción de paz

Todo indica que en Colombia la mentira ya no necesita repetirse hasta adquirir estatus de verdad. Basta con ser enunciada para aceptarla como orden a seguir por un séquito domado por los medios de comunicación desde hace más de una década.
FIPU | FOTO: JUAN PABLO PINO / LA SILLA VACÍA

En varias oportunidades los cálculos han fallado al pronosticar resultados electorales para la ultraderecha en Colombia. Porque el problema no es de encuestas ni de números, la discusión radica en analizar el estado mental de la sociedad.

Sin importar la propuesta o los argumentos, existe un sector de la sociedad que apoya en las urnas a la ultraderecha, expresada principalmente en el Centro Democrático, partido liderado por el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez.

Por ello no importa lo ridículo, bajo y ruin del comportamiento de quienes conspiraron la campaña por el No en el plebiscito que aprobaría los acuerdos de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC. Aunque sus estupideces fueron motivo de burlas, caricaturas y memes de colección, el No ganó, por un margen muy pequeño (menos de 60 mil votos), pero ganó, porque cuenta con un sector de la sociedad que acompaña a la ultraderecha representada en la figura del expresidente Uribe.

Tampoco importa que ese sector, que presume ser abanderado de la moral católica, haya votado en contra de los principios religiosos del perdón, la reconciliación y la paz, o que el mismísimo Papa prácticamente amenazara con no venir a Colombia si los acuerdos no eran refrendados en el plebiscito: votaron por el No más de seis millones de personas, en contra de la sensatez, los argumentos a favor de la paz y en contra del Papa y los principios religiosos.

Y aunque en el campo de lo mediático, la propaganda y la política importe el análisis, lo cierto es que finalmente no importa qué puntos de los acuerdos de paz fueran escogidos por la campaña del No para confundir y sembrar odio; fuera cual fuera la excusa, la ultraderecha iba a recibir respaldo por aquel sector que rinde culto a cualquier cosa que propongan, del mismo modo que el fascismo tiene sus fieles sin importar las aberraciones que promuevan. Ese es su estado mental. Recordarlo es importante. Y podemos citar ejemplos vergonzosos como el respaldo que dieron a Iván Zuluaga, candidato del Centro Democrático vinculado a un proceso judicial, con hacker y video incluido como pruebas indiscutibles, que disputó la presidencia de Colombia con una votación cercana a los siete millones de votos.

Todo indica que en Colombia la mentira ya no necesita repetirse hasta adquirir estatus de verdad. Basta con ser enunciada para aceptarla como orden a seguir por un séquito domado por los medios de comunicación desde hace más de una década, cuando Álvaro Uribe llegó al poder para perpetuar la guerra, y fomentar el odio con campañas de desprestigio contra la oposición política.

Hoy padecemos los efectos de esa guerra mediática que se intensificó para llevar a Álvaro Uribe al poder durante dos periodos presidenciales consecutivos (2002-2010), más de ocho años que no se curan con propaganda radial y televisiva para votar por el Sí en el plebiscito, ni diciendo “me gusta” en Facebook.

También padecemos de un espejismo denominado “democracia” donde el sufragio solo es un acto protocolario, ilegítimo por el alto grado de abstencionismo que comúnmente supera el 50%. Es una “democracia” sin el aval de más de la mitad de la población, al igual que el plebiscito que, independientemente del vencedor, no representa un triunfo para nadie, en tanto que solo es un indicador vergonzoso de aquello que la paz debe traer para el país: personas que acudan a las urnas con criterio propio y no bajo el influjo del odio, el engaño y la desinformación; y un modelo de participación política, con garantías y cambios en las estructuras del Estado, que devuelva la confianza a más de 20 millones de abstencionistas que perdieron la fe en el sistema político y el modelo democrático.

No es extraño entonces que muchos que votaron por el No estén sumidos en el silencio y el desconcierto al ver el llanto de miles de compatriotas que votaron para aprobar los acuerdos, y por los tambores de guerra que suenan con el anuncio del presidente Juan Manuel Santos de poner fin al cese al fuego bilateral con las FARC el 31 de octubre, algo que con los acuerdos ya era de carácter indefinido.

Es el llanto de la vida frente al odio lo que da legitimidad a la paz y no un plebiscito vergonzoso. Ahora serán las calles donde la refrendación de los acuerdos tendrá lugar, mientras que a quienes votaron por el No, pensando que lo acordado podía ser modificado para “mejorar”, o asumiendo alguna otra estupidez, el peso de la vergüenza les acorralará obligándoles a contemplar la lucha de un pueblo que ganará la batalla de la paz a la ultraderecha.

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