Lluvia y largas horas de trayecto fueron sorteadas por las comunidades que viven la guerra en forma directa, escapando al fuego cruzado mientras otros conocen las balas desde el confort del televisor en las ciudades.
Texto y fotos: Alexander Escobar
FIPU
PRESS
Cerca
de ocho días duró el montaje en la región del río Atrato para la Vigilia por la paz que inició este 31
de octubre y terminó a las seis de la mañana del martes en el campamento del Frente
34 de las FARC, ubicado en la cuenca del río Arquía en inmediaciones al
corregimiento Vegaez del municipio Vigía del Fuerte (Antioquia).
La jornada de vigilia inició a las 4 y 30 de la tarde y estuvo acompañada de intervenciones artísticas que precedieron al rito religioso. Teatro, danza, música y poesía hicieron presencia en favor de la paz que congregó a comunidad y guerrilla en un sueño común: acabar la guerra.
El llamado del Frente 34 de las FARC tuvo eco en la zona. Hasta el campamento guerrillero arribaron alrededor de 700 personas para exigir la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre Gobierno y FARC, y la continuidad del “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral” de forma indefinida hasta que se concrete la paz.
“Le damos la bienvenida a todas y cada una de las personas que nos acompañan en esta vigilia, con quienes hemos compartido las angustias de la guerra, y con las que queremos compartir las esperanzas de la paz”, afirmó Pedro Baracutao, anfitrión y comandante del Frente 34.
La jornada de vigilia inició a las 4 y 30 de la tarde y estuvo acompañada de intervenciones artísticas que precedieron al rito religioso. Teatro, danza, música y poesía hicieron presencia en favor de la paz que congregó a comunidad y guerrilla en un sueño común: acabar la guerra.
El llamado del Frente 34 de las FARC tuvo eco en la zona. Hasta el campamento guerrillero arribaron alrededor de 700 personas para exigir la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre Gobierno y FARC, y la continuidad del “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral” de forma indefinida hasta que se concrete la paz.
“Le damos la bienvenida a todas y cada una de las personas que nos acompañan en esta vigilia, con quienes hemos compartido las angustias de la guerra, y con las que queremos compartir las esperanzas de la paz”, afirmó Pedro Baracutao, anfitrión y comandante del Frente 34.
Pero llegar a la vigilia no fue fácil. Lluvia y largas horas de trayecto fueron sorteadas por representantes de distintos credos religiosos y comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas que viven la guerra en forma directa, sobreviviendo al fuego cruzado mientras otros conocen las balas desde el confort del televisor en las ciudades.
Llegaron
a la vigilia porque para estas comunidades la paz no es cuestión de moda, un me
gusta en Facebook, o de sometimiento a la insensatez de quienes votan en favor
de una guerra que no pelean. Llegaron porque son ellos los que ponen los muertos,
las víctimas que para otros son cifras de una pantalla plana que desaparecen
con las noticias de farándula.
Quienes
votaron para que otros vayan a morir, hoy callan porque la vida no se resigna a
los televisores de la ultraderecha que profesa el odio para acumular riquezas
con la sangre de las comunidades más humildes, luchadoras y olvidadas de
Colombia.
Donde acaba el odio y
la farándula, empieza el país que en vigilia coincide con la guerrilla en un
mismo espíritu en favor de la paz de Colombia, pero que también sale a las
calles para derrotar a la ultraderecha que conspira contra el mejor vivir del
pueblo colombiano que exige la implementación de los acuerdos de paz de manera
inmediata.
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.