Después de más de un mes de campaña, y sortear todos los inconvenientes de transporte, el 20 de diciembre los regalos llegaron a su destino: a las manos de niños y niñas que habitan la cuenca del río Murrí.
Texto y fotos: Alexander Escobar
FIPU PRESS
Diciembre es época
de sentimentalismos y realidades que se cruzan para diagnosticar el estado de
la sociedad colombiana. Navidad, algo que culturalmente debería ser festejo y
alegría, se convierte en muchas regiones del país en confirmación de la desigualdad
social y abandono estatal que nos aleja de la paz prometida.
Los territorios
bañados por las aguas del río Atrato, compartidos por los departamentos de
Chocó y Antioquia, son unos de esos escenarios que además de reflejar falta de
inversión social del Estado, han soportado la guerra en carne y hueso: la confrontación
armada entre las guerrillas y el Gobierno, y el terrorismo de Estado que opera
con o sin paramilitarismo, se vive ahí en forma directa, y no detrás del confort
de las pantallas de los televisores de las ciudades.
Falta de
hospitales, acueducto y agua potable, son solo algunas de las crueles condiciones
que deben soportar sus pobladores. A ello se suma la carencia y mal estado de carreteras,
y el transporte fluvial y aéreo de costos elevados que dificultan entrar o
salir de la zona, factor que eleva el valor de los productos que ingresan para
ser comercializados.
Bajo esas circunstancias
crecen los niños en estos territorios. Y con la llegada de Navidad, el recuerdo
de su situación se incrementa por la ausencia de regalos que el comercio volvió
costumbre comprar.
La adversidad que
afrontan requiere visibilización en todos los sectores de la sociedad. Por ello
la Navidad no podría ser mejor motivo para evidenciar la situación de estos
niños, con una campaña que además llevara regalos donde el Estado no llega con
inversión social.
Para este fin, la
Fundación para una Nueva Vida (Funuvida) adelantó la campaña #PazALaNavidad, la
cual consistió en recolectar regalos para llevaros a los niños de la cuenca del
río Murrí, ubicada dentro del municipio de Vigía del Fuerte (Antioquia).
A la campaña se
vincularon personas y comunidades de diferentes estratos sociales, credos ideológicos
y religiosos, como la Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes de Palmira (Valle
del Cauca) que donaron obsequios para informar que estos niños tienen rostro,
nombre y sueños que sobreviven al abandono estatal.
Y los resultados no
pudieron ser mejores. Después de más de seis meses de campaña, y sortear todos los
inconvenientes de transporte para arribar a la zona, el 20 de diciembre con apoyo
de la administración municipal, los regalos llegaron a las manos de niños y
niñas que habitan la cuenca del río Murrí, comprendida por la vereda Vuelta
Cortada y los corregimientos La Playa y La Loma.
De esta forma
#PazALaNavidad recordó que el fin del conflicto armado, en este caso específico
entre las FARC y el Gobierno colombiano, no significa el fin de los problemas
sociales. Trabajar para que la paz se materialice con justicia social es el
mensaje que la sonrisa, los correteos y saltos de los niños de Murrí nos
dejaron al recibir cada regalo.
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