Desde hace varios años, las mujeres vienen protagonizando distintos hitos y manifestaciones muy importantes en todo el mundo. A partir de ese recorrido, se
ha llegado a concretar para este miércoles 8 de marzo una huelga internacional
de mujeres que abarcará a 54 países y más de 200 ciudades. La fecha elegida no
es casual y coincide con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
"Nosotras
vemos una continuidad en lo que fueron las manifestaciones de mujeres de los
últimos años", explicó a RT Florencia Alcaraz, periodista y una de las
convocantes del primer #NiUnaMenos en Argentina, el 3 de junio de 2015. Esta
concentración pacífica fue para reclamar políticas públicas contra los
femicidios.
Para
Alcaraz, a partir de esa fecha hubo un punto de inflexión donde se empezaron a
ver toda una serie de protestas y acciones protagonizadas por mujeres. El 24 de
abril de 2016, "las mexicanas salieron en una marcha histórica que fue
'Vivas nos queremos'. La 'primavera violeta' la llamaron ellas", recordó.
A
partir de ahí, se dieron distintas manifestaciones en otros países de América
Latina. Unos meses después, el 13 de agosto, las peruanas "también
salieron a las calles al grito de 'Ni una menos' en lo que fue la marcha más
masiva en la historia de Perú", apuntó la periodista.
Paro
de mujeres
Con
el antecedente de esas acciones y en el marco de políticas económicas de
ajuste, se fue gestando en Argentina un paro de mujeres. El mismo se terminó
llevando a cabo el 19 de octubre de 2016 luego "del femicidio de Lucía
Pérez y la represión en el Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario", señaló
Alcaraz. Asimismo, destacó que "tuvo sus réplicas en México, Paraguay,
Perú, Uruguay, Brasil, Chile" y también "la adhesión y solidaridad en
varias naciones europeas".
Previamente,
unas semanas antes las mujeres de Polonia habían impulsado una medida similar
ante el intento del Gobierno de Varsovia de restringir el derecho al aborto.
"Hay
una continuidad, alianzas que se tejen entre mujeres de distintas
latitudes", señaló Alcaraz. "Este paro internacional de mujeres se
fue gestando en ese tejido que fuimos haciendo entre todas en las calles,
encuentros y cruces que tenemos", añadió. Además recordó que "esto
también derivó en la primera marcha contra Donald Trump que fue protagonizada
por mujeres en EE.UU. y en el mundo".
En
esta oportunidad, la huelga internacional tendrá como eje común visibilizar las
problemáticas de las mujeres y cada país planteará sus demandas específicas.
En
el caso concreto de Argentina, Marta Dillon -otra integrante del colectivo
#NiUnaMenos- declaró se va a reclamar "por el fin de la violencia
machista" y para exigir "que se mire el trabajo en clave feminista,
esto es, entender que las tareas de cuidado y reproductivas también son trabajo
y tienen que ser tenidas en cuenta como una cuestión social". En diálogo
con Ámbito Financiero, Dillon agregó: "Nos manifestamos para que se revise
por qué las mujeres tenemos los trabajos más precarizados. También estamos
demandando por el aborto legal, seguro y gratuito, por los derechos LGTBI y por
la ley de cupo laboral para las personas trans, entre otras tantas
reivindicaciones".
Un
feminismo popular
En
algunos momentos de la historia, el feminismo logró cobrar cierta masividad,
como por ejemplo en la lucha por el sufragio femenino. Sin embargo, se mantuvo
la mayor parte del tiempo como un reducto de algunos núcleos activistas y
académicos. Esto parece estar cambiando, por lo que la periodista especializada
Julia de Titto se pregunta si no nos encontramos ante una "nueva ola de
feminismo".
Las
anteriores fueron el llamado "feminismo ilustrado", en el marco
de la Revolución francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre, que
exigió "la inclusión de las mujeres en esos principios
universalistas".
La
segunda ola se dio "entre mitad del siglo XIX y las primeras décadas del
siglo XX" y abonó a "las luchas por la igualdad en cuestiones
legales como el derecho a la propiedad y, en particular, al voto".
Finalmente,
a mediados del siglo XX apareció una tercera "vinculada a otras
demandas, como los derechos reproductivos y sexuales, donde se masificaron los
grupos de concienciación y problematización sobre la diversidad que implica el
'ser mujer', en términos de clase y étnicos".
Florencia
Alcaraz coincide con esta mirada y asegura que "estamos en un momento de
un feminismo muy inclusivo, que va ampliando sus márgenes y tiene contornos
mucho más difusos que antes". El feminismo actual "habilita a muchas
más a sumarse, a participar y tomar conciencia de las situaciones de
desigualdad en las que están". Es un feminismo "del 99,9% como dicen
las norteamericanas; un feminismo popular, decimos nosotras", concluye.
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