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Imagen: Andrés Rodas |
La
seguridad y soberanía alimentaria no son dos conceptos que solamente conciernen
a los campesinos, indígenas, afrodescendientes y comunidades locales que trabajan
la tierra y desempeñan un papel fundamental al producir alimentos para toda la
población colombiana.
Porque
cuando dialogamos sobre esos dos ejes debemos tener un contexto mucho más
profundo, un conocimiento sobre ellos y los problemas centrales a los que se
enfrentan, para así darnos cuenta que son temas que competen a toda la
sociedad.
Y si hablamos
de seguridad alimentaria debemos saber la importancia que requiere el
revalorizar el papel del pequeño/a agricultor/a no sólo como productor/a de
alimentos, sino como miembro de uno de los principales sectores de trabajo en
el país, y a su vez uno de los más vulnerables, a pesar de ser un dinamizador
clave del resto de la economía. En repetidas ocasiones nos encontramos la misma
escena: campesinos/as que no tienen al alcance alimentos suficientes, adecuados y nutritivos
que satisfagan las necesidades energéticas de los/as que labran la tierra, qué
paradoja ¿no?
Y si decimos
“productos transgénicos” también estamos hablando de seguridad alimentaria, o
¿es que no es preocupante que consumamos más químicos que nutrientes puros en
un alimento? sí, también es alarmante que diversos estudios demuestren que esos
productos contienen células cancerígenas, pero que la OMC (Organización Mundial
del Comercio) el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el Banco Mundial, no
solamente permitan esa situación, sino que además la patrocinen, porque esto “anima
los mercados”, (y engordan aún más sus bolsillos) precisamente de todo esto se
trata la seguridad alimentaria, y ese es un tema que te compete a ti a mí y a
toda la sociedad.
Cuando
hablamos de soberanía alimentaria debemos saber que muchas empresas privadas
han monopolizado el mercado, tienen el control absoluto alrededor de la
biodiversidad y los sistemas de agricultura, gracias a la ayuda de muchos
gobiernos que apoyan desde sus propias instituciones agrícolas a estos entes
privados con el discurso de que protegen a la ciudadanía al privatizar y
patentar las semillas, para que de ésta forma los productos sean “aptos” para
el consumo (y que los campesinos tengan que comprar sus semillas claro, porque
si no, no sería negocio), de todas formas es curioso que durante miles de años
el sistema haya funcionado sin privatización y manipulación genética de la
semilla.
Todo
este panorama, está arrasando con la agricultura tradicional y ancestral de los
pueblos de Colombia y del mundo, es una imposición de las multinacionales que
con la simpatía de muchos gobiernos, impiden el derecho a estos pueblos de
definir su propia política agraria. De esto se trata la soberanía alimentaria, de
defender la dignidad del campesinado y la agricultura tradicional, porque si
privatizan la semilla, están privatizando la vida; y la vida es un tema que te
compete a ti, a mí y a toda la sociedad.
¿Qué hacer? Este escrito es
una breve introducción a los problemas que enfrentan los agricultores
tradicionales pero que de una u otra forma afectan a toda la sociedad, por lo tanto,
cuando haya una movilización campesina impulsada por movimientos sociales que
enfrentan estos problemas, piensa y reflexiona por qué lo hacen y recuerda que
están revindicando unos derechos justos y no lo hacen solamente por su
beneficio, lo hacen por ti, por mí y por toda la sociedad.
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