junio 2019
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XIII Encuentro de Sabores y Saberes Campesinos.
“Por la paz, por el territorio y por la vida”.
17 – 19 de agosto de 2019. Vereda Paz del Agrado, corregimiento Santo Domingo, Florida, Valle del Cauca.


CIRCULAR LOGÍSTICA

I.  Actividades.

La Coordinación Campesina del Valle del Cauca (CCVC), desde el año 2006 y la Asociación de Trabajadores Campesinos del Valle del Cauca (Astracava) desde 2007, vienen realizando el Encuentro Regional de Sabores y Saberes Campesinos, como una acción de construcción de paz, integración lúdica, cultural, de discusión política y de reivindicación de derechos del campesinado y los sectores agrarios de la región suroccidental de Colombia y principalmente del Valle del Cauca.

Siguiendo el formato de versiones anteriores, la XIII versión del Encuentro de Sabores y Saberes Campesinos, se realizará en cinco momentos:

1. Foro central. Pretende generar un espacio de reflexión sobre el papel de las organizaciones sociales en general y campesinas en particular, en torno a la defensa de la vida, los derechos, el territorio y la implementación del acuerdo final de paz. El foro se llevará a cabo el día 17 de agosto entre las 2:00 y las 4:00 PM. 

2. Intercambio de saberes y semillas. Busca fortalecer la conservación y recuperación de semillas campesinas. Para ello, se solicita a los participantes llevar las semillas en proceso de recuperación de su familia o proceso organizativo. La idea es que se identifique el nombre de la especie, del lugar de proveniencia (vereda, corregimiento, municipio), la altitud y la temperatura aproximada del sitio de producción.

Así mismo, se invita a participar a quienes recuperen recetas tradicionales y artesanías, éstas pueden llevarse para ser intercambiadas o vendidas[1]. El intercambio se realizará el 17 de agoto entre las 4:00 y las 6:30 PM.

3. Trabajo en mesas. Con el objetivo de encontrar salidas comunes a la problemática agraria y a las trabas a la implementación del Acuerdo Final de Paz desde las organizaciones campesinas, sociales y populares. Las mesas de trabajo serán: mujer y familia, cultura y juventud, producción, soberanía alimentaria y comercialización, territorio y medio ambiente y rutas hacia la organización y la unidad del campesinado, a efectuarse el 18 de agosto entre las 8:00 am y las 12:00 PM.

4. Juegos campesinos. Se realiza como un espacio de integración del campesinado y de las personas que asisten al evento. Los participantes podrán participar de todos los juegos diseñados por el comité organizador.

Paralelamente a los juegos campesinos se realizará un torneo de futbol 6. Para participar en el torneo se deberá hacer una inscripción previa del equipo. Las dos actividades se realizarán el domingo 18 de agosto desde las 2:00 a las 6:00 PM

5. Festival de música e integración campesina. Con el ánimo de rescatar y conservar las tradiciones culturales del campesinado. El festival se realiza en dos momentos, el primero de presentación de grupos el 17 de agosto desde las 8:00 PM y el festival el 18 de agosto desde las 9:00 PM. El festival premia la mejor composición inédita y la mejor premiación.

En el marco del evento se realiza un Bingo campesino, que busca recoger finanzas para a la organización convocante, en este caso a Astracava subdirectiva Florida. Está programado para el 18 de agosto desde las 7:30 a las 9:00 PM. Los cartones se podrán adquirir en el evento.




II.  Recomendaciones

Paz del Agrado, se encuentra en la parte baja del corregimiento de Santo Domingo, en el municipio de Florida, Valle del Cauca, en la margen norte del río Desbaratado que divide los departamentos de Cauca y Valle. Su altura aproximada es de 1.400 msnm. La temperatura en el día oscila entre 20 – 22°C, en la noche puede disminuir hasta los 16°C. Se sugiere a los asistentes llevar ropa y zapatos cómodos y saco (o chaqueta) para la noche.  Agosto es un mes generalmente seco, pero no se descartan lluvias, por tanto, se sugiere prepararse para cualquier eventualidad.

Transporte

La ruta desde Cali para vehículos particulares es la siguiente:

Salida de Cali por Juanchito, pasando por Villagorgona (Candelaria), una vez en Florida tomar la variante hacia Miranda y en el corregimiento El Tamboral (corregimiento ubicado en la carretera que comunica Florida y Miranda) desviar a la izquierda hasta llegar a Paz del Agrado; la organización del evento señalizará el camino desde El Tamboral. Desde Florida, el tiempo estimado de viaje es de 30 – 40 minutos.

La vía es pavimentada entre el casco urbano de Florida y El Tamboral, desde aquí a Paz de El Agrado, la carretera es destapada, se encuentra en buen estado y es transitable para vehículos pequeños (jeeps, camperos, automóviles), medianos (microbuses y chivas) y motos.

El evento garantiza 50 cupos en una chiva que esperará en el parque central de Florida el 17 de agosto desde las 9:00 hasta las 10:00 AM. Quienes no alcancen en la chiva, podrán llegar en bus hasta El Tamboral y desde ahí en moto taxi o vehículo particular.


Alimentación

La organización del evento garantiza el almuerzo y cena del 17 de agosto y el desayuno, almuerzo y cena del 18 de agosto en olla comunitaria. Todas las personas que participen del evento deberán llevar plato hondo, cuchara y vaso.  Deseamos generar el menor impacto ambiental posible, por tanto, NO se dispondrá de menaje plástico ni de icopor.


Alojamiento

Se dispondrá de un sitio para acampar, quienes participen en el evento deben llevar Carpa, colchoneta, sleeping (o cobija), plástico para sobre cubrir la carpa y manila para amarrar.


Aportes solidarios.

Esta es una actividad autogestionada organizada por Astracava y la Coordinación Campesina del Valle del Cauca (CCVC). Si Ud. o su organización están en capacidad de aportar recursos para contribuir con la financiación comunitaria del evento, estaremos bastante agradecidos de recibir su solidaridad. Esta puede hacerse a la cuenta de Bancolombia No 86600025271 a nombre de María del Carmen López.

Cualquier inquietud la puede hacer por escrito al correo electrónico: saboresysaberescampesinos2019@gmail.com y al teléfono 310 7108368




[1] Nota. Las semillas son para intercambiar; artesanías y alimentos procesados (vinos, pastelería, chocolates, mochilas, entre otros) pueden ser vendidos o intercambiados a discreción del participante.

Se vuelve costumbre, o casi un accidente, pasar por alto aquello que tenemos más cercano. Lo anterior abarca, incluso, hasta desconocer el trabajo de la gente que nos rodea y comparte sueños, realidades y sacrificios.

Hace poco conocimos dos documentales realizados diez años atrás (2009) por nuestra compañera Ana Maritza Ramírez Echeverri. Descubrirlos fue reencontrar voces que resisten y no se resignan a un país sentenciado al olvido y la barbarie, voces que son rostros de vida que sobreviven y luchan a través de la memoria que no acepta como destino la muerte que la clase dominante trae gobierno tras gobierno.

Por ello con alegría y gran afecto en REMAP hoy presentamos Con la mano arriba y Pácora, caña y sol, por la dignidad de los corteros, dos documentales realizados por Ana Maritza y su equipo, y resguardados por el Festival de Cine Corto de Popayán.

Diez años han pasado para estos documentales, pero parecen tan vividos hace poco, que nos recuerdan que la memoria no son solo hechos, datos, experiencias o acontecimientos que rescatamos del olvido: es la memoria la capacidad de un pueblo para cambiar su presente a través de los sueños que nunca desaparecen, pues estos solo duermen, aguardan con sigilo, y se revitalizan día a día en los rostros de otras generaciones que materializaran las luchas y visiones de sus antepasados.

1. Con la mano arriba

Documental realizado desde las voces de quienes hicieron parte del partido político Unión Patriótica (UP) en el departamento del Cauca (Colombia). Con él se busca aportar a la memoria histórica desde el sentir de quienes hicieron parte de la UP, partido surgido en la década de los 80 como una luz de esperanza en el marco de los diálogos de paz, denominados “Cese al fuego, tregua y paz”, entre el gobierno colombiano, en cabeza del presidente Belisario Betancourt, y la exguerrilla de las FARC-EP, pero que poco a poco el Estado y fuerzas paramilitares fueron apagando.

Dirección: Ana Maritza Ramírez Echeverri. Montaje: Hugo A. Rodríguez, Maritza Ramírez. Cámara: Oswaldo Palacios, Nicolás Muñoz, Cesar Peña, Ángela Astudillo. Sonido: Nilhem Díaz. Edición sonido: Rodolfo Chávez. Producción: Aida Lizeth Mera Prieto. Duración: 33:15. Año: 2009

Premios y festivales:
2009 - Selección Oficial Festival de Cine Corto de Popayán



2. Pácora, caña y sol, por la dignidad de los corteros

En el 2008 los corteros de caña del sur de Colombia se movilizaron para exigir mejores condiciones laborales. Este documental recoge la historia de su lucha por una vida más digna.

Dirección: Ana Maritza Ramírez Echeverri. Asistente de dirección, edición y montaje: Ángela María Astudillo Rivera. Guion: Maritza Ramírez, Ángela Astudillo. Script: Camilo Rodríguez Pulido. Cámara: Cesar Luis Peña Ávila, Ángela Astudillo. Sonido: Nicolás Muñoz. Iluminación: James Iván Larrea. Arreglo de color: Cesar Peña. Investigación: Oswaldo Palacios, Maritza Ramírez, Alexander Flores, David Peñalosa, James Iván Larrea, Camilo Rodríguez. Realización: Colectivo SurAlternativo. Producción: SINALCORTEROS, Maritza Ramírez. Duración: 26:30. Año: 2009.

Premios y festivales:
2009 – Mejor documental Festival de Cine Corto de Popayán

“No nos sentemos detrás de un computador, detrás de un micrófono a hacer radio, porque eso no es radio, radio es salir a investigar, conocer el ambiente en el que vivimos, de esa manera somos comunicadores indígenas, sino solamente vamos a ser programadores de música”, decía María Efigenia Vásquez Astudillo, comunicadora del resguardo de Kokonuko, convencida de que el camino es la comunicación comunitaria y solo es posible desde el conocimiento y la interacción con la comunidad.

María Efigenia asumió desde muy joven la lucha de su comunidad y la defensa de su territorio; usaba la radio para comunicar las tradiciones y las luchas de su pueblo. Cuando tenía solo 17 años comenzó a asistir a espacios de capacitación en comunicación comunitaria, con el tiempo, pasó a integrar el equipo de comunicaciones del Consejo Regional Indígena del Cauca.

El 18 de octubre de 2017, un proyectil acabo con sus sueños, en momentos en que cubría la movilización de los comuneros indígenas del resguardo de Kokonuko que reclamaban la propiedad colectiva del predio “Aguas Tibias”, un negocio turístico de termales que está en poder de un actor privado.


En medio de los enfrentamientos entre el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y la comunidad, se escucharon disparos -que venían del sitio donde estaba ubicado el ESMAD-, minutos después María Efigenia cayó herida al suelo, luego falleció en el Hospital San José de Popayán, a causa de, según el dictamen de Medicina Legal,  una  herida causada por un proyectil de arma de fuego de carga múltiple, que le produjo una herida cardiaca. El tipo de proyectil pudo ser de una escopeta o de un artefacto explosivo no convencional.

La denuncia realizada por la FLIP asegura que la guardia indígena solicitó el ingreso de una ambulancia para trasladar a la comunicadora a un centro médico, pero el vehículo nunca llegó debido a que, según el gobernador del Resguardo, el conductor afirmó que no le fue permitido ingresar al lugar. La comunidad entonces buscó un vehículo particular para trasladarla a un centro de salud, sin embargo, denunciaron que los uniformados intimidaron al conductor: “los del ESMAD se encontraban en parte de la carretera e incluso encañonaron al señor para que no la recogiera”, asegura un indígena testigo en el lugar de los hechos”.

Esta luchadora social de tan solo 31 años, era madre de tres hijos, hizo parte de la Guardia Indígena de su comunidad durante tres años y trabajaba de manera voluntaria en la emisora “Renacer Kokonuko” vinculada al Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), único medio de comunicación del municipio de Puracé. Quienes trabajaron con ella la recuerdan como “una mujer sencilla, risueña, estudiosa, entregada al trabajo comunitario”.

A la comunidad del pueblo Kokonuko, al departamento del Cauca y a los procesos de comunicación alternativa, popular y comunitaria, les arrebataron una lideresa comprometida con la defensa del territorio, a una comunicadora popular convencida de la importancia del papel que juegan los medios de comunicación comunitarios en la transformación del país.

Ante la ausencia de garantías y la complicidad del Estado, en los territorios continúa el genocidio de líderes y lideresas sociales, sin embargo, las comunidades continúan organizándose y resistiendo desde sus diferentes contextos, desde la asamblea, la movilización o el ejercicio de comunicación popular se siguen tejiendo caminos de resistencia por los que han transitado lideresas como Efigenia Vásquez.


Trabajo gráfico realizado por Iskra


Redacción REMAP / Foto: Mural en homenaje a María Efigenia Vásquez, realizado por el colectivo Iskra en la ciudad de Popayán.

El pasado jueves, 6 de junio, fue asesinado por la Fuerza Pública Jefferson Trochez, un joven de solo 16 años, quien apenas comenzaba a vivir. Su asesinato ocurrió en la finca Vista Hermosa del municipio de Caloto, departamento del Cauca, en medio del desalojo que agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y miembros del Ejército realizaban contra comunidades indígenas que se encuentran asentadas allí desde hace tres años.

Quienes estaban presentes aseguran que el joven fue herido hacia las once de la mañana, y denuncian que, a pesar de la gravedad de las heridas, la Fuerza Pública lo arrastró y no permitió el paso de ningún delegado de Derechos Humanos, ni siquiera de la madre del menor, para verificar su estado de salud. Solo después de las dos de la tarde pudo ingresar la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía. Para ese momento Jefferson estaba muerto y su cuerpo con signos de tortura, según denuncia la Red de Derechos Humanos Francisco Isaias Cifuentes.

Para Andrea Sandoval, amiga del menor asesinado, la muerte de Jefferson produce indignación y sentimientos encontrados por la impotencia.“Yo como amiga y habitante de este territorio, digo que da mucha rabia y mucha indignación lo que pasó con Jefferson, y saber que murió en manos de la Fuerza Pública, más indignación le da a uno, porque se supone que ellos están es para protegernos, no para atentar contra las comunidades, no para matarnos”, expresó.

Según testigos de los hechos, “Jefferson quedó herido, él estaba vivo todavía y cada vez que la mamá y la defensora de Derechos Humanos Municipal daba un paso para llegar a donde estaba, el ESMAD tiraba gases lacrimógenos y bombas de aturdimiento. No entendemos por qué no dejaban ingresar la mamá al menos, a ver cómo estaba, es que no daban ninguna explicación para impedir el ingreso de la mamá. Eso da para pensar que hay cosas turbias en este asesinato”, denuncian.

Jefferson era hijo de campesinos humildes, e integrante de la Asociación de Trabajadores Pro-Constitución Zonas de Reserva Campesina del municipio de Caloto, organización que hace parte del Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano (PUPSOC) y de Marcha Patriótica, era defensor de Derechos Humanos y había sido miembro de la Guardia Campesina.

Quienes lo conocieron lo describen como un joven risueño, colaborador y muy comprometido, convencido de la necesidad de defender su comunidad y su cultura campesina.

La coordinadora de la Guardia Campesina, María Elena Gómez, lo recuerda así: “Él era un chico muy alegre que se vinculó a la Guardia Campesina cuando tenía 14 años y se retiró cuando tenía 15 años porque estaba estudiando y el tiempo no le daba para hacer las tareas; entonces yo le dije que se dedicara a estudiar, y que cuando tuviera la mayoría de edad podía volver a la guardia. Su muerte deja un vacío muy grande, engo muchos recuerdo con él, me queda la promesa que me hizo de que volvería a la guardia”.

Hasta el mes de mayo, según cifras de Indepaz, solo en el 2019 han sido asesinados 75 líderes sociales en el país; y entre los años 2016 y 2018 la cifra registrada es de   681 líderes y defensores de derechos humanos asesinados que trabajaban por sus comunidades, por la defensa de sus territorios.

Tal es la magnitud del genocidio en Colombia que no deja tiempo de asimilar lo que está pasando, se termina naturalizando el asesinato, convirtiendo a líderes y lideresas sociales solo en cifras. Muchas veces ante el miedo y la impotencia se guarda silencio o en el peor de los casos, se intenta justificar el exterminio a través de campañas de odio y estigmatización.

El objetivo de asesinar a un líder social no es solo su desaparición física, con su muerte se envía un mensaje de terror a su comunidad, se rompe el tejido social, se fragmenta la organización, y las comunidades muchas veces se ven obligadas a desplazarse o a permanecer en silencio en sus territorios con la presencia constante de quienes siembran muerte y miedo.

Es así como con la muerte de Jefferson la comunidad pierde mucho, pierde a un joven comprometido, a un líder social, a un defensor de Derechos Humanos.

“Él tenía muchas ganas de luchar por la comunidad, él decía que le quería colaborar mucho a la gente, que quería trabajar mucho por el reconocimiento de las zonas de reserva campesina, que quería defender el territorio, los recursos naturales, nos va a hacer mucha falta, porque es un líder más que se nos va, un luchador que se nos va sin ver cumplido el sueño de crear la Zona de Reserva Campesina”, expresa la coordinadora de la Guardia Campesina.

Sergio Ordoñez, integrante de la Asociación Pro-Constitución Zonas de Reserva Campesina de Caloto, al igual que el resto de la comunidad, no deja de sentir impotencia mientras lo describe como un muchacho muy educado que no se metía con nadie, que quería trabajar por su comunidad”.

Jefferson fue un joven que siempre estuvo presente para defender a la comunidad y el territorio. Antes de ser asesinado por la Fuerza Pública, Ordoñez lo recuerda participando en la Minga por la defensa de la vida, el territorio, la democracia y la paz, donde estuvo presente en el punto de concentración de El Cairo (Cajibío), viéndosele a todo momento como “un muchacho alegre, siempre presto a colaborar, muy respetuoso, con mucho compromiso y ganas de aprender”.

La ira y el dolor generalizado por el asesinato de un joven que apenas estaba comenzando a vivir se siente en el ambiente de Caloto, del mismo modo que la ausencia de garantías para la labor de lideresas y líderes sociales también es palpable en Colombia, traduciéndose en un genocidio comprobable en las cifras y la complicidad del Gobierno que no actúa y niega la sistematicidad de los asesinatos, los cuales, en casos como este, involucran directamente a la Fuerza Pública.

“Como integrante de la asociación siento mucha rabia. El Gobierno habla con su Fuerza Pública de un respeto a los derechos, pero, ¿cuál es el respeto?, lo que hacen es una violación a la vida de un ser humano, a un jovencito que apenas estaba comenzando a conocer la vida. No vemos una sola razón, si es que puede existir alguna, para que lo hayan asesinado”, concluye con indignación y dolor Sergio.

Redacción REMAP

“Porque mordaza
sos muchisimo más que un trapo sucio
con gusto a boca libre y a puteada
sos la ley malviviente del sistema
sos la flor bienmuriente de la infamia”
Oda a la Mordaza, Mario Benedetti


Tras la publicación del artículo “Las órdenes de letalidad del ejército colombiano ponen en riesgo a los civiles, según oficiales” (New York Times, 18/05/2019), en el que un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas denunciaron tener órdenes de duplicar las bajas a cualquier costo, incluso si ello implicaba aliarse con grupos criminales (el regreso a las políticas que incentivaron las ejecuciones extrajudiciales conocidas como Falsos Positivos), el ejército colombiano inició una cacería de brujas para identificar la filtración, pues fuentes de alta confiabilidad aseguraron al diario El Espectador que el Ejército colombiano estaría interrogando a 15 oficiales en la sede de la segunda división, para saber quién le dio la información al NYTimes.

Las filtraciones que recibió el NY Times también fueron entregadas previamente a la Revista Semana, la cual decidió no publicarlas, tras una comida en Palacio entre el presidente Iván Duque y los dueños de dicha revista-Gabriel Gilinski y Felipe López, después de la cual se dio la visita del saliente Secretario General de Presidencia  Jorge Mario Eastman  a la Revista Semana, en la que el funcionario supo de la investigación. El Director de dicho semanario, Alejandro Santos, familiar del ex- Presidente de Colombia, le explicó al medio La Silla Vacía en el artículo "Semana tenía la investigación del New York Times”, que la visita de Eastman se hizo  por su experiencia en asuntos de seguridad y defensa (fue viceministro de defensa de Uribe dos veces). El periodista Daniel Coronell fue despedido de la revista Semana dos días después de referirse a estos hechos en su columna “La explicación pendiente”, cuestionando el ocultamiento en estos términos:

"¿Por qué Semana no publicó las directrices del comandante del Ejército de Colombia que ordena a sus subalternos duplicar las bajas y capturas, si esas evidencias eran conocidas por la revista desde febrero? ¿Por qué Colombia y el mundo solo supieron por The New York Times que las ordenes incluían la instrucción de "no exigir perfección" en el momento de efectuar operaciones militares? ¿Por qué Semana no pudo concluir en tres meses la verificación de autenticidad de los documentos que pudo hacer el periódico estadounidense en unos días?".

A Daniel Coronell su ética y coraje profesional le ha costado su tranquilidad y la de su familia, pues tuvo que exiliarse debido a los seguimientos, chuzaDAS y amenazas de muerte contra él y su familia provenientes del computador del ex-congresista Carlos Nader Simmonds (quien estuvo preso en Estados Unidos por narcotráfico, y es amigo cercano de Álvaro Uribe Vélez). Las investigaciones y denuncias que realizó durante el gobierno de Uribe Vélez, y que comprometían al gobierno colombiano, fueron el detonante de su exilio.

Los Corresponsales Nicolas Cassey (autor del artículo) y Federico Ríos del New York, tuvieron que abandonar el País, después de que la Senadora María Fernanda Cabal del Centro Democrático, refiriéndose a dicho artículo, los señalara de ser amanuenses de FARC, poniendo en grave riesgo su vida, pues en Colombia, según el informe “TODOS LOS NOMBRES, TODOS LOS ROSTROS” de INDEPAZ y Marcha Patriótica, tras la firma del Acuerdo de Paz han sido asesinados 133 excombatientes y 681 personas líderes sociales y defensoras de DDHH, quienes también fungían como voceros de sus comunidades. Cabal, recordada por su frase “Es que el Ejército no está para ser damas rosadas, el Ejército es una fuerza letal de combate que entra a matar”, es esposa de José Félix Lafaurie, político y actual Presidente de FEDEGAN, gremio ganadero que -según los artículos “FEDEGAN y el conflicto armado” de Razón Pública,  y “Ex embajador Jorge Visbal Martelo a juicio” de Verdad Abierta-, ha sido responsable de financiar el paramilitarismo y beneficiarse con grandes extensiones de tierras despojadas.

Es inquietante que en Colombia se le niegue el derecho a la información a la ciudadanía, y también que se usen mecanismos de censura indirecta o represalias contra periodistas críticos. Estos no son hechos aislados: desde hace décadas Colombia ha sido uno de los países más peligrosos para el periodismo. Hay investigaciones que dan cuenta de la sistematicidad de este fenómeno: “Un estado depredador de la Libertad de Prensa” (Fundación para la Libertad de Prensa, 2017), el informe “La Palabra y el Silencio” (CNMH, 2015), “La Prensa Silenciada” (Osuna, 2009), “La Espiral del Silencio” (Insuasti, 2018), son algunos de los títulos que recogen la mordaza impuesta por el Estado y los paramilitares durante el conflicto y hasta la fecha.

Desde el Observatorio Periodístico del Conflicto Armado nos solidarizamos con todas aquellas personas que tanto en los grandes medios, como desde los medios comunitarios, se juegan la vida en cada investigación, y están comprometidas con la verdad en cada publicación.

Existen en el Gobierno sectores que le tienen miedo a que se sepa la verdad del conflicto armado, y recurren a prácticas que violan el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia, el cual establece como Derecho Fundamental, que en este país “no habrá censura”. Solamente mediante  la construcción de una verdad completa de los hechos del conflicto armado, de ayer y de hoy, se podrá construir una paz estable y duradera.

Por: David Escobar

A los 71 días del asesinato del artista de RAP, joven y líder social Edwin Andrés Grisales Galvis en el municipio de Sevilla (Valle del Cauca), se escribe este artículo con la intención de visibilizar el poco interés y/o incapacidad de las instituciones judiciales y policiales del municipio de Sevilla para investigar y dar captura a los responsables materiales e intelectuales de segar la vida de los liderazgos sociales.

Leer: Artistas exigen justicia por asesinato de Edwin Grisales

Edwin Andrés Grisales Galvis fue un joven integrante de la Fundación Social y Cultural Red de Hip-Hop del municipio de Sevilla y, a su vez, de la Red de Artistas Populares del Suroccidente (RAPSO), organizaciones que desde hace casi una década adelantan procesos culturales, políticos y sociales en el territorio sevillano, para brindar oportunidades de vida a jóvenes y comunidades de sectores vulnerables.

El crimen contra Edwin fue perpetuado el lunes 25 de marzo del 2019 a las 23:00 horas en el Barrio belén por grupos armados aún no identificados. Dos días después del asesinato de Edwin, se cita a su hermano y defensor de Derechos Humanos, Jhon Freddy Grisales, a una sesión del consejo de seguridad para presentar el caso ante las autoridades municipales; en dicha reunión, uno de los funcionarios locales dice, después de que Jhon Freddy manifestara que las denuncias se estaban presentando ante instituciones del orden departamental y nacional, “los organismos locales tenemos la capacidad de investigar y dar captura a los responsables del crimen de su hermano, por tardar en un mes tendremos resultados de los responsables”.

El día jueves 28 de marzo del 2019, tres días después del asesinato de Edwin, se realiza una reunión con integrantes de las centrales de inteligencia: SIJIN, SIPOL(1) y de la policía de Sevilla, quienes también expresaron una supuesta disposición para dar con el paradero de los responsables. 

Leer: Arte Popular contra el genocidio

El día 10 de abril del 2019, en horas de la mañana, en reuniones con funcionarios de la Fiscalía de Sevilla, quienes desde la estructura del Estado son los principales responsables del proceso de investigación, se manifestó expresamente que debíamos ser nosotros (la familia de Edwin Andrés Grisales), quienes debíamos conseguir y entregarle pruebas a la fiscalía para ellos poder avanzar en la investigación, porque supuestamente ellos no contaban con la capacidad. 

Es necesario destacar que a los ciudadanos no se les puede insinuar o delegar funciones de “investigación”, por no ser estos quienes tienen las competencias constitucionales y legales para desarrollar dicha labor. ¿Será que ahora en Sevilla los familiares de los líderes sociales (victimas), serán quienes deben investigar porque la Justicia en Sevilla no tiene la capacidad o el interés?

Hoy 5 de junio se cumplen 71 días del asesinato del Edwin Andrés Grisales Galvis y las autoridades locales aún no han sido capaz de mostrar avances en capturas o acusaciones contra los responsables de dicho crimen.

Esta situación nos conlleva a preguntarnos: ¿Por qué la justicia actúa de forma rápida y eficaz contra los crímenes de personas adineradas y/o de personalidades de la vida pública, pero, cuando se trata de liderazgos locales y de personas humildes estos crímenes se quedan en la impunidad?

¿Será que, para la fiscalía y policía local, las personas balen por lo que tienen (dinero o poder) y no por su condición de seres humanos?

¿Será que las instituciones locales no tienen capacidad de investigar y de judicializar a los responsables materiales e intelectuales de los asesinatos a líderes sociales?

¿Será que las autoridades locales no actúan con contundencia porque Edwin Andrés Grisales era un joven que expresaba un pensamiento de disidencia y rebeldía contra el régimen político actualmente vigente?

¿Será que las instituciones judiciales de Sevilla y del Valle del Cauca, no avanzan en la producción de capturas y obtención de pruebas porque no quieren o porque no tienen capacidad? 

Los anteriores hechos nos llevan a afirmar que, en Sevilla, la Fiscalia, SIJIN y SIPOL no tiene interés y/o capacidad para investigar el asesinato de líderes sociales y, por ende, la impunidad de los asesinatos a líderes sociales reina en Sevilla.

El Asesinato de Edwin se suma a los más de 88 líderes y excombatientes asesinados(2)  en lo que va corrido del año en Colombia y a los más de 837 desde que se firmó el acuerdo de paz de La Habana, en los que la incapacidad del Estado para investigar, capturar y judicializar sigue siendo el común denominador de estos hechos.

¡Que la paz no nos cueste la vida!
¡Por nuestros muertos, ni un minuto de silencio!
¡No más impunidad contra el asesinato de líderes sociales y políticos!

*Jhon Freddy Grisales es integrante de la Fundación Social y Cultural Red de Hip-Hop de Sevilla y la Red de Artistas Populares del Suroccidente (RAPSO)

Por: Jhon Freddy Grisales


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(1) Seccional de inteligencia Policial (SIPOL)
(2)   https://www.elespectador.com/noticias/judicial/702-lideres-sociales-y-135-excombatientes-habrian-sido-asesinados-desde-firma-del-acuerdo-articulo-862367

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